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martes, 11 de junio de 2013

Texto íntegro discurso del Papa Francisco a los niños y jóvenes estudiantes de las escuelas jesuíticas

Queridos chicos, queridos jóvenes!

Estoy encantado de recibirles con sus familias, los educadores y los amigos de la gran familia de las Escuelas de los Jesuitas italianos y de Albania. A todos vosotros, dirijo mi afectuoso saludo: ¡bienvenidos! Con todos ustedes me siento verdaderamente “en familia”. Y es una alegría especial la coincidencia de nuestro encuentro con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Déjenme decirles una cosa en primer lugar que se refiere a San Ignacio de Loyola, nuestro fundador. En el otoño de 1537, yendo a Roma con un grupo de sus primeros compañeros se preguntaron:¿si nos piden quiénes somos, que responderemos? La respuesta fue espontánea: “Diremos que somos la “Compañía de Jesús” (Fontes Narrativa Societatis Iesu, vol 1, p 320-322). Un nombre comprometido, que quería indicar una relación muy estrecha de amistad, de total afecto por Jesús, al que querían seguir sus pasos. ¿Por qué os menciono este hecho? Porque San Ignacio y sus compañeros habían comprendido que Jesús les enseñó cómo vivir bien, cómo dar un sentido profundo a nuestra existencia, que dé entusiasmo, que dé alegría y esperanza; habían entendido que Jesús es un gran maestro de vida y un modelo de vida, y que no sólo les enseñaba, sino que les invitaba a seguirlo por este camino.

Queridos chicos, si ahora les hiciera la pregunta: ¿por qué van a la escuela, qué me contestarían? Probablemente habría muchas respuestas dependiendo de la sensibilidad de cada uno. Pero creo que se podría resumir todo diciendo que la escuela es uno de los ambientes educativos en los que crecemos para aprender a vivir, para ser hombres y mujeres adultos y maduros, capaces de caminar, de recorrer el camino de la vida. ¿Cómo os les ayuda a crecer su escuela? Les ayuda no sólo desarrollar su inteligencia, sino a tener una formación integral de todos los componentes de su personalidad.

Siguiendo lo que nos enseña San Ignacio, en la escuela el elemento principal es aprender a ser magnánimo. La magnanimidad: esta virtud del grande y del pequeño (no coerceri maximo contineri mínimo Divinum este), que nos hace siempre mirar hacia el horizonte. ¿Qué quiere decir ser magnánimo? Significa tener un gran corazón, tener un alma grande, quiere decir tener grandes ideales, el deseo de lograr grandes cosas en respuesta a lo que Dios pide de nosotros, y para ello hacer las cosas bien todos los días, todas las acciones cotidianas, los compromisos, los encuentros con la gente; hacer las pequeñas cosas de todos los días con un gran corazón abierto a Dios y a los demás. Es importante pues cuidar la formación humana destinada a la magnanimidad.

La escuela no sólo les amplía su dimensión intelectual, sino también humana. Y creo que, en especial, los colegios de los Jesuitas cuidan con esmero las virtudes humanas: la lealtad, el respeto, la fidelidad, el compromiso. Me gustaría hacer hincapié en dos valores fundamentales: la libertad y el servicio. Sobre todo: ¡sean personas libres! ¿Qué quiero decir con ello? Tal vez piensan que la libertad es hacer todo lo que se desea, o aventurarse en experiencias-límite para experimentar la emoción y vencer el aburrimiento. Esto no es libertad. Libertad significa saber reflexionar sobre lo que hacemos, saber valorar lo que es bueno y lo que es malo, cuáles son los comportamientos que hacen crecer, significa elegir siempre el bien. Nosotros somos libres para el bien. ¡Y en eso, no tengan miedo de ir contracorriente, aunque no sea fácil! Ser libres de escoger siempre el bien es un reto, pero les hará personas rectas, que saben enfrentar la vida, personas con valentía y paciencia (parresíae hypomoné). La segunda palabra es el servicio. En sus escuelas ustedes participan en diversas actividades que les llevan a no encerrarse en uno mismo o en su pequeño mundo, sino a abrirse a los demás, especialmente a los pobres y necesitados, a trabajar para mejorar el mundo en que vivimos. Sean hombres y mujeres con los demás y para los demás, verdaderos campeones en el servicio a los demás.

Para ser magnánimos con libertad interior y espíritu de servicio se requiere la formación espiritual. ¡Queridos chicos, queridos jóvenes, amen cada vez más a Jesucristo! Nuestra vida es una respuesta a su llamada y ustedes serán felices y construirán bien su vida si saben responder a esa llamada. Sientan la presencia del Señor en su vida. Él está cerca de cada uno de ustedes como compañero, como amigo, que les ayuda comprender, que les alienta en los momentos difíciles y nunca les abandona. En la oración, en el diálogo con Él, en la lectura de la Biblia, descubrirán que Él está realmente cerca. Y aprendan también a leer los signos de Dios en su vida. Él siempre nos habla, incluso a través de los hechos de nuestro tiempo y de nuestra existencia cotidiana: a nosotros nos corresponde escucharlo.

No quiero ser demasiado prolijo, pero una palabra específica quisiera dirigirla también a los educadores: los jesuitas, los maestros, los padres. ¡No se desanimen ante las dificultades que presenta el desafío educativo! Educar no es una profesión, sino una actitud, una forma de ser; para educar es necesario salir de sí mismos y estar entre los jóvenes, para acompañarlos en las etapas de crecimiento, estando a su lado. “Denles a los jóvenes esperanza, optimismo para afrontar su camino en el mundo. Enséñenles a ver la belleza y la bondad de la creación y del hombre, que siempre conserva la huella del Creador. Pero sobre todo den testimonio con su vida de lo que les comunican. Un educador – Jesuita, profesor, operador, padre – transmite conocimientos, valores con sus palabras, pero va a ser determinante con los niños si acompaña sus palabras con su testimonio con su vida coherente. ¡Sin coherencia no es posible educar! Todos ustedes son educadores, no pueden delegar competencias en esta materia. La colaboración en un espíritu de unidad y comunidad entre los diferentes componentes educativos es, pues, esencial y debe ser alentada y alimentada. La escuela puede y debe actuar como catalizador, para ser un lugar de encuentro y de convergencia de toda la comunidad educativa con el único objetivo de formar, ayudar a crecer como personas maduras, simples, honestas y competentes, que sepan amar con lealtad, que sepan vivir la vida como una respuesta a la vocación de Dios, y la futura profesión como un servicio a la sociedad.

A los Jesuitas quisiera añadirles que es importante fomentar su participación en el campo educativo. Las escuelas son una herramienta valiosa para dar una contribución al camino de la Iglesia y de toda la sociedad. El campo de la educación no se limita a la escuela convencional. Anímense a buscar nuevas formas de educación no convencionales, según “las necesidades del lugar, tiempo y de las personas.”

Por último, un saludo a todos los ex-alumnos presentes, a los representantes de las escuelas italianas de la Red de Fe y Alegría, que conozco bien por el gran trabajo que hace en América del Sur, sobre todo entre las clases más pobres.

Y un saludo particular va a la delegación del Colegio albanés de Scutari, que después de largos años de represión de las instituciones religiosas, a partir de 1994 reanudó sus actividades, acogiendo y educando a jóvenes católicos, ortodoxos, musulmanes, e incluso algunos alumnos nacidos en contextos familiares agnósticos. Así la escuela se convierte en un lugar de diálogo y de confrontación pacífica, para promover actitudes de respeto, escucha, amistad y espíritu de cooperación”.

Queridos amigos, gracias a todos por este encuentro. Los encomiendo a la intercesión maternal de María y los acompaño con mi bendición: El Señor siempre está cerca de ustedes, les levanta de las caídas y les empuja a crecer y a tomar decisiones cada vez más altas “con gran ánimo y liberalidad” con magnanimidad. Ad Maiorem Dei Gloriam. (Para mayor gloria de Dios).

Traducción de Eduardo Rubió (RV)

miércoles, 24 de abril de 2013

Comunicado Fey Alegría: Necesitamos reconocernos, encontrarnos y dialogar


“En este momento necesitamos apostar por la cultura del encuentro. El diálogo no excluye la confrontación de diversos puntos de vista. No renunciemos a nuestras ideas y utopías; renunciemos solamente a la pretensión de que sean únicas o absolutas. No manejemos las ideas como armas, sino como luz” (Papa Francisco)
En estos momentos de nuestro país dolorosamente dividido, desde nuestra vocación educadora, que va más allá de nuestras aulas, queremos proclamar, con nuestra palabra, nuestro compromiso y nuestro comportamiento, la necesidad de encontrarnos como hermanos y hermanas que hacemos vida en este país. Sin el reencuentro, que implica el reconocimiento del otro y de nuestras diferencias, simplemente Venezuela no es viable.
Hacemos este llamado desde nuestra identidad y convocamos desde nuestra experiencia a:
1.     Rechazar cualquier acto de violencia, gesto de intolerancia y palabra que divida aún más a la gente de nuestra Venezuela, venga de donde de venga.
2.     Estimular la participación de los ciudadanos y ciudadanas en la búsqueda de soluciones en la coyuntura que vive el país, siempre desde el respeto, y en igualdad de condiciones, a la persona humana, que es diferente y por tanto capaz de enriquecer nuestras propias posiciones. Estos son los valores compatibles con los valores humano-cristianos que están en la base de nuestra identidad de Fe y Alegría y en nuestra cultura venezolana.
3.     Poner a la orden del país, en los 541 puntos geográficos donde estamos presentes, como educadores y comunicadores populares, nuestra práctica habitual de resolver los conflictos en los centros y en las comunidades donde hacemos vida.
4.     Reafirmar nuestra convicción de que sólo desde el diálogo respetuoso y creativo que pone por encima de las posturas personales el objetivo superior de amar y servir a los pobres, que son los que más sufren con nuestras divisiones, saldremos adelante. Fe y Alegría ha sido y quiere seguir siendo un espacio de encuentro con presencia de “todas las voces”.
5.     Exigir a la dirigencia que se ponga a la altura del país que le toca dirigir. En nuestra misión de educadores, nos resulta descorazonador el efecto negativo de modelaje de no pocas de nuestras altas dirigencias políticas.
Como Fe y Alegría lo ha hecho desde 1955, renovamos de nuevo nuestro compromiso para que también este momento doloroso y descorazonador lo convirtamos en “hecho educativo”, para que crezcamos en respeto y tolerancia y fortalezcamos la formación ciudadana de los que tenemos la obligación y el derecho de construir una Venezuela más inclusiva e incluyente. Queremos ser coherentes con nuestro lema “Compromiso por la vida”.
Venezuela, 20 de abril de 2013

martes, 5 de marzo de 2013

Fe y Alegría cumplió 58 años

Por. Antonio Pérez Esclarín   (pesclarin@gmail.com)
                      www.antonioperezesclarin.com
     
El próximo martes,  5 de marzo,  Fe y Alegría cumple  58 años de fidelidad inquebrantable al pueblo más pobre y de esfuerzo sostenido por brindarle una educación de verdadera calidad. Los fundadores de  Fe y Alegría tenían muy claro que la educación sólo  sería medio de superación y dignificación si era una educación de calidad: “La educación de los pobres no puede ser una pobre  educación”, fue la consiga del Fundador, el P. Vélaz,  que, desde los orígenes,  ha iluminado los esfuerzos y búsquedas de Fe y Alegría.  Lograr calidad educativa en contextos de marginalidad y de pobreza sólo sería posible si la  escuela  compensaba las desigualdades sociales de origen y brindaba a los alumnos los medios necesarios para garantizar su aprendizaje.  De ahí que ya en las primeras escuelas de Fe y Alegría, y a pesar de no contar entonces con ningún apoyo del Estado, empezaron a funcionar comedores escolares, roperos, dispensarios médicos, bibliotecas comunitarias, y las puertas se abrieron no sólo a los niños y jóvenes, sino a todos los miembros de la comunidad. Durante el día acudían a clases los niños y los jóvenes, y en las noches y fines de semana los adultos, con los que se iniciaron cursos de alfabetización, capacitación laboral, higiene y salud, economía familiar, atención y cuidado de los hijos, y se organizaron cooperativas de ahorro y de consumo.

Las escuelas eran también capillas y,  sobre todo, hogares, pues desde el comienzo Fe y Alegría consideró el amor a los alumnos como su principal principio pedagógico. Un amor que debía traducirse en unas relaciones de cercanía, servicio y amistad, y en unas escuelas sencillas pero bonitas y bien cuidadas, donde los alumnos se sintieran a gusto y muy queridos. Por ello, desde sus inicios Fe y Alegría privilegió la formación permanente de sus maestras y maestros, por considerarlos la pieza clave para una educación integral de calidad. Una maestra cariñosa, bien formada, que ama su profesión y ama a todos sus alumnos, es el mejor regalo que le puede tocar a un grupo de niños  en la vida.  No en vano Fe y Alegría eligió identificarse con un corazón que tiene en su interior tres niños tomados de la mano, y quiso que la alegría verdadera, como fruto de la fe hecha servicio desinteresado,  se trepara a su  propio nombre.

Hoy, 58 años después de su nacimiento, Fe y Alegría está en todos los rincones de Venezuela con escuelas en las que se enseña a aprender, a producir y a ser solidario;  centros de capacitación laboral para volver a insertar a los que desertaron del sistema educativo y formarlos para el trabajo y para la vida;  institutos universitarios con profunda dimensión comunitaria y una red de emisoras, abiertas a todas las voces, con programas de capacitación y formación. Y Fe y Alegría, para algunos  el producto de exportación más valioso de Venezuela,  está hoy presente  en 18  países de América Latina, en el más pobre de África, El Chad,  donde casi la totalidad de los alumnos son musulmanes,  en España y en Italia donde ofrece el bachillerato a los emigrantes ecuatorianos. A pesar de sus éxitos reconocidos nacional e internacionalmente, y a pesar de que inexplicablemente, sus trabajadores en Venezuela  todavía no disfrutan  de los mismos beneficios que sus colegas de la  educación oficial, entre ellos, el de la jubilación, Fe y Alegría sigue trabajando con renovados bríos  por garantizar a todos sus alumnos una educación de verdadera calidad.

Para Fe y Alegría, la educación es de calidad si forma auténticas personas y ciudadanos productivos y solidarios, con capacidad de insertarse activamente en el mundo del trabajo y de la producción,  y realmente comprometidos con el bien común. Educación que enseña a vivir y a convivir, a defender la vida, a  dar la vida para que todos podamos vivir con dignidad y en fraternidad.  De ahí que, en este año, su lema es “Compromiso por la vida”, lo que  supone enseñar a valorar la vida, a resolver los conflictos por vías pacíficas, a  rechazar la violencia venga de donde venga y promover la cultura de   la paz y de los derechos humanos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Suspendidas las clases… por balas

La maestra Patricia ya se alistaba para irse a una escuela de Fe y Alegría, ubicada en La Vega, pero recibió una llamada de Marta, la Directora, ”no  vengas, suspendimos clases   porque las bandas están enfrentadas. Hubo un muerto ayer  cerca del colegio. Ya se sabe que viene después”, dijo Marta con voz de preocupación. SÍ, “ya se sabe qué viene después”,  es como ver una película repetida: primero el problema, luego el muerto de un bando, después la venganza, movilización de motorizados, a veces encapuchados, luego el tiroteo –que puede ser a cualquier hora- después otra venganza, más muertos, más miedo y la historia no tiene final, y si lo tiene, no será feliz. Inocentes, actores de reparto, que simplemente aparecen por casualidad, pueden ser víctimas…   Así se  aprende en algunas escuelas venezolanas. Pero las balas no dejan escuchar los cantos, ni los cuentos,  ni el himno nacional. Por eso hay que suspender las clases. 

¡Qué de cosas pasan en este país! Se entiende que   se suspendan partidos de  beisbol por lluvia;  no debiera faltar el agua, pero se  entiende que se suspendan clases falta de  agua;   en  los últimos años,  se han suspendido las  clases muchas veces por elecciones, no se justifica, pero “son órdenes superiores”;  pero, ¿cerrar las puertas de una escuela por balas? ¿Y es que estamos en Siria  acaso? ¿Cuál guerra hay en Venezuela que impide a los niños  ir a su colegio  a causa de tiroteos?

Hace un año,  en La Victoria, una comunidad popular de San Félix, los niños y niñas fueron sorprendidos por un intercambio de disparos. Era temprano, las 7 de la  mañana. Alumnos de la mano de sus padres,  corrieron atemorizados, no hubo clases  en las  dos escuelas del barrio, que quedan en la cuadra del suceso. Los violentos han cambiado de costumbres. Antes, los tiroteos eran los fines de semana, y normalmente de noche, ahora  también  los delincuentes madrugan.

Cuando escribía estas líneas, me enteré de otro suceso: el padre de una maestra de  esa escuela de La Vega, había recibido  un tiro en pleno  día. ¡Qué  guerra más desigual!

Difícil ser educador en esos entornos.  Esas maestras necesitan ayuda, esos niños necesitan ayuda y protección. De esta guerra no se  sale solos. Pero, “¿Quién dijo que todo está perdido?”.Marta y su equipo no hablan de renunciar, no  se paralizan, su expresión ante la situación fue  “¡Hay que hacer algo!” Esas actitudes valientes y generosas son las que animan  y generan esperanza. ¿Alguien más  quiere hacer algo?

Luisa Pernalete

miércoles, 6 de febrero de 2013

El Papa Benedicto XVI Habla a los Comunicadores

"El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre. La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores. A menudo, como sucede también con otros medios de comunicación social, el significado y la eficacia de las diferentes formas de expresión parecen determinados más por su popularidad que por su importancia y validez intrínsecas. La popularidad, a su vez, depende a menudo más de la fama o de estrategias persuasivas que de la lógica de la argumentación. A veces, la voz discreta de la razón se ve sofocada por el ruido de tanta información y no consigue despertar la atención, que se reserva en cambio a quienes se expresan de manera más persuasiva. Los medios de comunicación social necesitan, por tanto, del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de quien está implicado en el proceso comunicativo. El diálogo y el debate pueden florecer y crecer asimismo cuando se conversa y se toma en serio a quienes sostienen ideas distintas de las nuestras. «Teniendo en cuenta la diversidad cultural, es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello» (Discurso para el Encuentro con el mundo de la cultura, Belém, Lisboa, 12 mayo 2010). Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es importante. El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la interacción humana pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo. La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. En el ambiente digital, la palabra escrita se encuentra con frecuencia acompañada de imágenes y sonidos. Una comunicación eficaz, como las parábolas de Jesús, ha de estimular la imaginación y la sensibilidad afectiva de aquéllos a quienes queremos invitar a un encuentro con el misterio del amor de Dios. Por lo demás, sabemos que la tradición cristiana ha sido siempre rica en signos y símbolos: pienso, por ejemplo, en la cruz, los iconos, el belén, las imágenes de la Virgen María, los vitrales y las pinturas de las iglesias. Una parte sustancial del patrimonio artístico de la humanidad ha sido realizada por artistas y músicos que han intentado expresar las verdades de la fe. En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo. Este compartir consiste no solo en la expresión explícita de la fe, sino también en el testimonio, es decir, «en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él». (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2011). Una forma especialmente significativa de dar testimonio es la voluntad de donarse a los demás mediante la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana. La presencia en las redes sociales del diálogo sobre la fe y el creer confirma la relevancia de la religión en el debate público y social. Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida ―que están presentes en las redes sociales― se encuentra en la persona de Jesucristo. Es natural que quien tiene fe desee compartirla, con respeto y sensibilidad, con las personas que encuentra en el ambiente digital. Pero en definitiva los buenos frutos que el compartir el Evangelio puede dar, se deben más a la capacidad de la Palabra de Dios de tocar los corazones, que a cualquier esfuerzo nuestro. La confianza en el poder de la acción de Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios humanos. También en el ambiente digital, en el que con facilidad se alzan voces con tonos demasiado fuertes y conflictivos, y donde a veces se corre el riesgo de que prevalezca el sensacionalismo, estamos llamados a un atento discernimiento. Y recordemos, a este respecto, que Elías reconoció la voz de Dios no en el viento fuerte e impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el «susurro de una brisa suave» (1R 19,11-12). Confiemos en que los deseos fundamentales del hombre de amar y ser amado, de encontrar significado y verdad ―que Dios mismo ha colocado en el corazón del ser humano― hagan que los hombres y mujeres de nuestro tiempo estén siempre abiertos a lo que el beato cardenal Newman llamaba la «luz amable» de la fe. Las redes sociales, además de instrumento de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo humano. Por ejemplo, en algunos contextos geográficos y culturales en los que los cristianos se sienten aislados, las redes sociales permiten fortalecer el sentido de su efectiva unidad con la comunidad universal de los creyentes. Las redes ofrecen la posibilidad de compartir fácilmente los recursos espirituales y litúrgicos, y hacen que las personas puedan rezar con un renovado sentido de cercanía con quienes profesan su misma fe. La implicación auténtica e interactiva con las cuestiones y las dudas de quienes están lejos de la fe nos debe hacer sentir la necesidad de alimentar con la oración y la reflexión nuestra fe en la presencia de Dios, y también nuestra caridad activa: «Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe» (1 Co 13,1). Existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Palabra de Dios. Pero estas redes pueden asimismo abrir las puertas a otras dimensiones de la fe. De hecho, muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad o también de peregrinación, elementos que son importantes en el camino de fe. Tratando de hacer presente el Evangelio en el ambiente digital, podemos invitar a las personas a vivir encuentros de oración o celebraciones litúrgicas en lugares concretos como iglesias o capillas. Debe de haber coherencia y unidad en la expresión de nuestra fe y en nuestro testimonio del Evangelio dentro de la realidad en la que estamos llamados a vivir, tanto si se trata de la realidad física como de la digital. Ante los demás, estamos llamados a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos confines de la tierra. Rezo para que el Espíritu de Dios os acompañe y os ilumine siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que podáis ser verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15)."

Vía Fe y Alegría

martes, 29 de enero de 2013

Reconocieron la labor de Luisa Pernalete

La defensora del derecho a la vida y educación de los niños venezolanos, integrante de Fe y Alegría, recibió el Premio de Derechos Humanos 2012

 El Centro para la Paz y los Derechos Humanos Padre Luis María Olaso de la Universidad Central de Venezuela y la Embajada de Canadá en Venezuela anunciaron que el Premio de Derechos Humanos 2012 fue otorgado a la defensora de los derechos humanos Luisa Cecilia Pernalete.
El jurado estuvo presidido por el sacerdote Raúl Herrera, e integrado por Carlos Ayala Corao, ex presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Ligia Bolívar, directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello; Feliciano Reyna, presidente de Sinergia y Acción Solidaria, y Christina Préfontaine, consejera de la Embajada de Canadá.
Pernalete se ha destacado como defensora del derecho a la vida y a la educación de niñas, niños y adolescentes de los sectores más pobres y excluidos de la sociedad, con una trayectoria en Fe y Alegría desde 1974, donde ha ocupado el cargo de directora regional en Zulia y luego directora regional en Guayana. Miembro del Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín de Fe y Alegría, desde 2009, impulsa el programa Madres Promotoras de Paz en las ciudades de Maracaibo, Caracas, Barquisimeto y Ciudad Guayana.
Recibieron menciones la abogada Tamara Adrián, por su trabajo en la ONG Diversidad e Igualdad a través de la Ley, y el Comité de Víctimas contra la Impunidad del estado Lara.
El premio será entregado este mes en la residencia del embajador de Canadá, e incluye una visita a ese país para sostener reuniones con autoridades y organizaciones de Derechos Humanos, además de una gira por varias ciudades de Venezuela para compartir experiencias.

Vía El Nacional

lunes, 12 de noviembre de 2012

Proyecto de Fe y Alegría debe consolidarse en las fronteras

Por: TATIANA CASTRO tcastro@opinion.com.bo  

El superior general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás (izquierda) y el coordinador general de la Federación Internacional de Fe y Alegría en la inauguración del Congreso en la casa de retiros Víctor Blajot. RUBÉN RODRÍGUEZ
 El nuevo desafío para Fe y Alegría y su proyecto de educación inclusiva es la misión en las fronteras donde todavía prevalece la pobreza excluyente y las culturas marginadas, aseveró el superior general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, en la inauguración del 43 Congreso de Fe y Alegría que se desarrolla en Cochabamba.

El jesuita añadió que las fronteras son los lugares de mayor necesidad y, por lo tanto, urge una planificación apostólica. 

Puntualizó que las “fronteras sociales” son visibles a través de la pobreza y que las “fronteras generacionales” obligan a definir estrategias de “cómo educar en el siglo XXI” porque el modo de relacionarse con los jóvenes ha cambiado.

Fe y Alegría trabaja con espíritu de frontera, con una educación inclusiva y de promoción social con proyectos de interculturalidad, con grupos de movilidad humana (migración) y con jóvenes en situación de riesgo. 

Según Nicolás, la educación inclusiva “es la puerta de entrada a la formación humana, necesaria hoy en día que vivimos en una pluralidad y diversidad mucho más explícita y dramática.

“Necesitamos estar abiertos a la diferencia individual como colectiva, a la diversidad de culturas y religiones para que todos y todas se sientan acogidos con dignidad”, precisó.

La autoridad mencionó la necesidad de estar presentes en México, por ejemplo, y destacó la presencia de Fe y Alegría en África (Chad), España e Italia. También calificó de extraordinario el servicio realizado por Fe y Alegría como una posibilidad nueva para los escolares. 

Con tono familiar y grato sentido del humor Adolfo Nicolás se dirigió a los representantes de 19 países donde está presente Fe y Alegría, y en los que se desarrollan experiencias exitosas de educación inclusiva como por ejemplo con niños en situación de riesgo, con grupos de indígenas originarios, niños y niñas con discapacidad y sectores sociales excluidos por su pobreza.

SERVICIO Fe y Alegría es -según el sacerdote jesuita- la mejor iniciativa como servicio educativo en las comunidades donde trabaja y “sin crear dependencia”. 

El máximo representante de los jesuitas destacó la obra de Fe y Alegría vinculada a la Compañía de Jesús y destacó que ha llegado a tener características de Red Internacional con la colaboración de otras congregaciones religiosas y miles de personas laicas.

Fe y Alegría es una institución pionera en el trabajo en red apostólica y gracias a ello tiene un enorme potencial educativo.

Esta institución ofrece una gran variedad de programas federativos de alta calidad que ayudan a mejorar y diversificar la oferta educativa en todas las unidades de Fe y Alegría.


Nicolás mencionó como problemáticas actuales la ecología, la migración y los complejos tejidos de redes a través de la cuales se relacionan las personas, esto revoluciona el acceso a la educación.

Al servicio de los pobres

El jesuita Adolfo Nicolás fue elegido como el trigésimo Prepósito General de la Compañía de Jesús el 19 de enero de 2008.

Su servicio a los pobres y oprimidos fue parte de su primera homilía como Superior General.

El 15 de septiembre de 1953 comenzó su vida religiosa entrando como novicio en Aranjuez (España). Posteriormente terminó los estudios de Filosofía en Alcalá de Henares. Se trasladó a Tokio en 1961, donde terminó Teología y fue ordenado sacerdote el 17 de marzo de 1967 con 30 años de edad. Entre 1968 y 1971 estudió Teología Sistemática y obtuvo el doctorado en Teología en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1971 vuelve a Asia, donde estuvo cuarenta y cuatro años.

EN BOLIVIA A finales del siglo XVII comenzó la creación de las misiones jesuitas en Bolivia, esencialmente en las regiones de Chiquitos, al norte de Santa Cruz de la Sierra, y en Moxos, ubicado en el departamento del Beni.

Opiniones.

Antoine Berilenger

Chad

Fe y Alegría consolidó escuelas en 25 comunidades para niños y niñas de zonas empobrecidas y áreas rurales.También se abrió espacio para los que padecen discapacidad. El desafío es lograr apoyo gubernamental para la educación.

Jackeline Rodríguez

Panamá

Llevamos adelante programas educativos con los grupos indígenas Ngobe-Buglé y en su mayoría con mujeres. Son cinco años de experiencia en cuatro provincias de Panamá, destinadas a la promoción social.

Fernando Paz

Guatemala

Trabajamos con grupos originarios de las comunidades Maya Quiché y Maya Chorti. Estamos presentes 25 años en las escuelas del área Quiché donde hemos tenido una experiencia de punta de interculturalidad.

José Luis Mingo

Ecuador

Desde hace años llevamos adelante la educación para el trabajo con personas con distintos tipos de discapacidad. También hemos arrancado con procesos inclusivos pensando en jóvenes con escolaridad inconclusa.

Ambroise Dorino 

Haití

Fe y Alegría es muy joven en Haití, seis años, e incluir a los pobres en el sistema educativo ya es un avance. En los barrios hemos consolidado centros móviles para llegar a las zonas marginales. En dos años hemos dado formación a más de 3.000 jóvenes.