17
años enamorada de la Enfermería
Su vocación profesional le fue
inculcada por su madre
La sonrisa cura el alma
“… Si un abogado hace mal, pierde
un juicio, pero si un enfermera hace algo mal, mata al paciente”. Sarai
Avendaño, enfermera UCV. Fuente Gente que hace Escuela, Dto Capital (“Escuela
de Enfermería UCV, de la cofia al birrete” por Gloria Bastidas), compilador Antonio López Ortega.
Publicaciones de Banesco y Fundación Artesano Group, 2013.
Así
como dice Sarai Avendaño, piensa un grupo selecto de enfermeras del Centro de
Salud Santa Inés UCAB, del que han sido fundadoras, y contra viento y marea,
ejercen su profesión con pasión, excelencia y mística.
Nereida
Contreras es una mujer menuda, vestida de impecable blanco que contrasta con su
cabello negro, una amplia sonrisa, una voz que despierta entusiasmo y que nació
y se crio en una Carapita diferente a la de hoy en día, pero donde ella y sus
dos hermanas, siempre fueron protegidas por su mamá y su papá. Integra una familia muy sui generis, porque los
tres varones son bomberos y las tres hermanas son enfermeras, pero eso tiene
una respuesta, la madre de los seis los formó con la visión de que ayudaran a
los demás para que se dieran cuenta que sus problemas eran menores si los comparaban
con los de mucha gente. La madre de Nereida es andina y se merece un espacio
aparte por lo importante que es para la entrevistada.
Fue
justamente su mamá quien le dijo “Deberías meter papeles en ese Centro de Salud
de la UCAB” y Nereida fue a Recursos Humanos y entregó su carpeta, a pesar de
que ya trabajaba en el Ipasme. “Cuando me llamaron, estuve entre tres y dos,
pero decidí venirme a Santa Inés. Mi hija tenía dos años”.
Nereida
estudió Enfermería en la escuela “Doctor José Gregorio Hernández” ubicada en
San Martín y dice “siempre me gustó la enfermería. Soy la más pequeña de mis
hermanas, una trabaja en el Hospital Militar y la otra en el Hospital de ‘El
Llanito’. Mis tres hermanos varones, que son del primer matrimonio de mi mamá, son
bomberos y ya están jubilados. Ellos viven en el estado Mérida.
Inocencia
La
madre les inculcó a sus hijos trabajar por su comunidad y que escogieran una
profesión que les gustara. Inocencia se separó muy joven con tres niños a
cuestas allá por Los Andes y se vino con el niño más pequeño a buscar trabajo
en la capital. Se mudó a Carapita y consiguió un empleo como bedel en el
Colegio “Andrés Bello” en Antímano. Al pasar de los años, se reencontró con un
paisano que la cortejaba, pero ella era más dura que una piedra. Nabor, que era
albañil le pedía vivir juntos e Inocencia le decía que no tenía tiempo para
eso. Al cabo de un tiempo, Nabor le construyó una casa y desde hace 56 años
están juntos, con tres hijas y los tres primeros de ella. Nereida es la menor
de la casa y como a sus hermanas solo les gustaba estudiar, era como el varón de
su papá quien le pedía que lo ayudara en todo “Vaya y me compra unas
cervecitas, abóneme esta tierrita” y le pedía colaboración en todos los arreglos
de la casa. Hace 20 años que sus padres se jubilaron, pero fue Inocencia quien jaló
a su viejo para vivir en Tovar en el
estado Mérida.
“Mi
mamá era un todoterreno, pero se enfermó con el Mal de Parkinson, y mis
hermanas y yo, nos la traemos, cada vez que podemos, y más ahora con la falta
de medicinas, para repotenciarla. Aquí se turna con nosotras y las tres nietas
que tiene. Cada una de mis hermanas tuvo una sola hija, y las tres son
contemporáneas y muy unidas. Una sobrina estudia Comunicación Social en la
Universidad Santa Rosa, la otra Telecomunicaciones en la Católica y mi hija,
Alanis, cursa Sociología también en la UCAB”.
Siempre hacia adelante
Nereida
opina que lo que diferencia al Centro de Salud Santa Inés es la gente de a
comunidad que viene a consulta y a los servicios. “Las personas de la comunidad son muy respetuosas y uno se
dice que ‘vale la pena trabajar para esta sociedad’. Yo conozco a muchos que
vienen a tratarse aquí y trato de apoyarlos porque ahora la situación está
mucho más difícil”. Ella, como todas las enfermeras, ha rotado por los diversos
servicios. Actualmente está en Dermatología y siente empatía y afecto por las
especialistas. Pero el servicio que más le gusta es Gastroenterología, “porque
exige mucho”.
Contreras
va a cumplir en septiembre 17 años en Santa Inés y comenta que aparte del
tiempo, siente un compromiso social con la institución a la que le desea que se
mantenga en pie por muchísimos años. También quiere verla con todos los
servicios, que pueda ofrecer un resonador a la comunidad. En adición, se siente
muy cómoda con sus compañeras: “Nos ayudamos, somos unidas, nos divertimos
juntas y como sea, inventamos algo para celebrar los cumpleaños”.
Para
definir a Santa Inés, dice “Es una familia” y recuerda con mucho cariño a María
Matilde Zubillaga “Ella lo quería todo perfecto pero lo pedía con palabras muy
amables, también nota la ausencia de Bernardo Guinand, pero confía en que
juntos saldrán adelante a pesar de la situación del país.
Entretenimiento
Nereida
hizo un curso de corte y costura con la idea de hacerle blusas a Alanis y quiere
confeccionar bragas para la venta. Le encanta el cine y cuidar a su perrita,
pero no solo a la suya, sino que tiene tiempo y amor para ocuparse de la perra
del Parque, la vieja “Mancha”, que a
veces, necesita sus servicios de enfermería.
Entrevista:
María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos:
Odette Little
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