lunes, 27 de junio de 2016

ENFERMERAS DEL CENTRO DE SALUD SANTA INÉS UCAB

17 años enamorada de la Enfermería
Su vocación profesional le fue inculcada por su madre

La sonrisa cura el alma

“… Si un abogado hace mal, pierde un juicio, pero si un enfermera hace algo mal, mata al paciente”. Sarai Avendaño, enfermera UCV. Fuente Gente que hace Escuela, Dto Capital (“Escuela de Enfermería UCV, de la cofia al birrete” por Gloria Bastidas), compilador Antonio López Ortega. Publicaciones de Banesco y Fundación Artesano Group, 2013.

Así como dice Sarai Avendaño, piensa un grupo selecto de enfermeras del Centro de Salud Santa Inés UCAB, del que han sido fundadoras, y contra viento y marea, ejercen su profesión con pasión, excelencia y mística.

Nereida Contreras es una mujer menuda, vestida de impecable blanco que contrasta con su cabello negro, una amplia sonrisa, una voz que despierta entusiasmo y que nació y se crio en una Carapita diferente a la de hoy en día, pero donde ella y sus dos hermanas, siempre fueron protegidas por su mamá y su papá.  Integra una familia muy sui generis, porque los tres varones son bomberos y las tres hermanas son enfermeras, pero eso tiene una respuesta, la madre de los seis los formó con la visión de que ayudaran a los demás para que se dieran cuenta que sus problemas eran menores si los comparaban con los de mucha gente. La madre de Nereida es andina y se merece un espacio aparte por lo importante que es para la entrevistada.

Fue justamente su mamá quien le dijo “Deberías meter papeles en ese Centro de Salud de la UCAB” y Nereida fue a Recursos Humanos y entregó su carpeta, a pesar de que ya trabajaba en el Ipasme. “Cuando me llamaron, estuve entre tres y dos, pero decidí venirme a Santa Inés. Mi hija tenía dos años”.
Nereida estudió Enfermería en la escuela “Doctor José Gregorio Hernández” ubicada en San Martín y dice “siempre me gustó la enfermería. Soy la más pequeña de mis hermanas, una trabaja en el Hospital Militar y la otra en el Hospital de ‘El Llanito’. Mis tres hermanos varones, que son del primer matrimonio de mi mamá, son bomberos y ya están jubilados. Ellos viven en el estado Mérida.

Inocencia

La madre les inculcó a sus hijos trabajar por su comunidad y que escogieran una profesión que les gustara. Inocencia se separó muy joven con tres niños a cuestas allá por Los Andes y se vino con el niño más pequeño a buscar trabajo en la capital. Se mudó a Carapita y consiguió un empleo como bedel en el Colegio “Andrés Bello” en Antímano. Al pasar de los años, se reencontró con un paisano que la cortejaba, pero ella era más dura que una piedra. Nabor, que era albañil le pedía vivir juntos e Inocencia le decía que no tenía tiempo para eso. Al cabo de un tiempo, Nabor le construyó una casa y desde hace 56 años están juntos, con tres hijas y los tres primeros de ella. Nereida es la menor de la casa y como a sus hermanas solo les gustaba estudiar, era como el varón de su papá quien le pedía que lo ayudara en todo “Vaya y me compra unas cervecitas, abóneme esta tierrita” y le pedía colaboración en todos los arreglos de la casa. Hace 20 años que sus padres se jubilaron, pero fue Inocencia quien jaló a su viejo para  vivir en Tovar en el estado Mérida.

“Mi mamá era un todoterreno, pero se enfermó con el Mal de Parkinson, y mis hermanas y yo, nos la traemos, cada vez que podemos, y más ahora con la falta de medicinas, para repotenciarla. Aquí se turna con nosotras y las tres nietas que tiene. Cada una de mis hermanas tuvo una sola hija, y las tres son contemporáneas y muy unidas. Una sobrina estudia Comunicación Social en la Universidad Santa Rosa, la otra Telecomunicaciones en la Católica y mi hija, Alanis, cursa Sociología también en la UCAB”.

Siempre hacia adelante

Nereida opina que lo que diferencia al Centro de Salud Santa Inés es la gente de a comunidad que viene a consulta y a los servicios. “Las personas  de la comunidad son muy respetuosas y uno se dice que ‘vale la pena trabajar para esta sociedad’. Yo conozco a muchos que vienen a tratarse aquí y trato de apoyarlos porque ahora la situación está mucho más difícil”. Ella, como todas las enfermeras, ha rotado por los diversos servicios. Actualmente está en Dermatología y siente empatía y afecto por las especialistas. Pero el servicio que más le gusta es Gastroenterología, “porque exige mucho”.

Contreras va a cumplir en septiembre 17 años en Santa Inés y comenta que aparte del tiempo, siente un compromiso social con la institución a la que le desea que se mantenga en pie por muchísimos años. También quiere verla con todos los servicios, que pueda ofrecer un resonador a la comunidad. En adición, se siente muy cómoda con sus compañeras: “Nos ayudamos, somos unidas, nos divertimos juntas y como sea, inventamos algo para celebrar los cumpleaños”.

Para definir a Santa Inés, dice “Es una familia” y recuerda con mucho cariño a María Matilde Zubillaga “Ella lo quería todo perfecto pero lo pedía con palabras muy amables, también nota la ausencia de Bernardo Guinand, pero confía en que juntos saldrán adelante a pesar de la situación del país.

Entretenimiento

Nereida hizo un curso de corte y costura con la idea de hacerle blusas a Alanis y quiere confeccionar bragas para la venta. Le encanta el cine y cuidar a su perrita, pero no solo a la suya, sino que tiene tiempo y amor para ocuparse de la perra del Parque, la vieja “Mancha”,  que a veces, necesita sus servicios de enfermería.

Entrevista: María Fernanda Mujica Ricardo

Fotos: Odette Little

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