El compromiso por mejorar la educación
El reto de una educación de calidad para todos exige
actitudes auténticas que defiendan un ideal de vida justa, y por lo tanto, se
aleja de actitudes que no consideran al sujeto como el protagonista que forja
su propio proyecto humanizador.
Este desafío se
presenta con mayor evidencia en los sectores más desfavorecidos, más
vulnerables, que a la hora de intervenir en el hecho educativo pueden
malinterpretar la intromisión como una acción desde la desigualdad, considerando
que uno es el que tiene y el otro el que recibe.
Hay una realidad que nos desborda, todos estamos
padeciendo los efectos de la crisis y las consecuencias de unas acciones que
trasgreden los derechos fundamentales. Lejos de aportar soluciones estamos en
el momento del discurso vacío que enfrenta y descalifica.
Frente a este escenario se requiere una manera de
acercarse a la realidad que fortalezca el tejido social y la convivencia
ciudadana en Venezuela. La educación no escapa de esta responsabilidad. Las
relaciones entre los entes educativos tienen que superar la influencia de unas
posturas intransigentes que generan mayores niveles de dependencia y no
posibilitan el pleno desarrollo de personalidades. Es un proceso continuo por
mejorar la práctica educativa, y desde la escuela generar el cambio de una
sociedad más justa.
La actitud asistencialista ha sido durante tiempo una
pócima secreta para atender las desigualdades, se presenta con disfraz de
educación concienciadora y liberadora, pero puede convertirse en la tentación y
no en un verdadero compromiso. Me involucro para liberar la conciencia y aplacar
el remordimiento.
El compromiso social exige otro talante. Es el tiempo
de las alianzas y de las propuestas creativas para aportar soluciones. La
oferta de formación del Área de Proyectos Pedagógicos y Servicio Social y
las acciones pedagógicas que se
generan en este espacio pretenden
atender las dimensiones de la persona humana en su integralidad, desde la razón
al sentimiento, pasando por la inteligencia y la voluntad.
Se invita a profundizar en el compromiso desde una
actitud más arriesgada y revisar que la tarea pedagógica dedique esfuerzos a la
sensibilidad y a la reflexión, superando el asistencialismo y construyendo
compromisos.
El desayuno criollo aporta un ejemplo de las dos
actitudes a las que se hace referencia. En un buen plato de huevos con jamón
participan dos personajes: la gallina que pone los huevos y el cochino que
aporta el jamón. Uno se involucra y otro se compromete. Mientras que la gallina
se involucra aportando algo que sale de sí, el cochino se compromete dando su
vida.
Para contactarnos puede comunicarse con: areapedagogiaucab@gmail.com, @pedagogia y teléfono
02124074461.
Publicado en el Diario 2001, el
sábado 5 de marzo de 2016.
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