martes, 8 de diciembre de 2015

COLUMNA VAMOS AL PARQUE/UNIDAD DE PSICOLOGÍA


Terapia Danza-Movimiento como psicología alternativa


Tradicionalmente en las intervenciones psicoterapéuticas se reconoce la importancia de la palabra como principal vehículo de comunicación entre la persona y el psicólogo. Sin embargo, a través de la evolución de las teorías psicológicas se ha evidenciado el valor que tienen intervenciones alternativas en el mejoramiento y alivio del malestar. El uso de otro tipo de herramientas, que no solo se centran en lo que la persona expresa verbalmente, puede influir de manera poderosa en la capacidad para acercarse a través del proceso terapéutico a ese cambio deseado. Entre estas alternativas de intervención surge la “terapia danza-movimiento” (TDM) enraizada en la idea de que el cuerpo y la mente son inseparables.
Las terapias no son beneficiosas para todas las personas. Por esta razón debemos buscar el tipo de intervención que nos favorezca y vaya en consonancia con nuestros modos particulares de expresión. Entre las diversas posibilidades se halla la terapia danza-movimiento. El principio que la rige es el de concebir al movimiento como un proceso con particular facilidad para promover la integración de diferentes áreas del funcionamiento personal: física, emocional, social y cognitiva.
Se considera que el movimiento corporal y la danza reflejan estados emocionales internos y que la inducción de cambios en los movimientos conlleva a modificaciones psicológicas, suscitando salud y desarrollo. La TDM favorece la fluidez en la comunicación de los aspectos más aislados o subterráneos del sí mismo; facilita que nos visualicemos en función de nuestros patrones de movimiento y que de esta forma nos conozcamos mejor. Así mismo, permite recuperar un sentido de totalidad al experimentar la integración psicofísica.
En la búsqueda de ofrecer servicios diversos, la Unidad de Psicología Padre Luis Azagra s.j. conduce un grupo de TDM con adolescentes. La adolescencia es una etapa de grandes cambios y contradicciones, deseos de autonomía frente a la autoridad de los padres y desarrollo de la identidad, entre otras características. Se trata de procesos que generan ansiedad y que no siempre se logran comprender o expresar a cabalidad.
Sin duda, entre los cambios más visibles que ocurren durante la adolescencia se hallan los corporales. Estos tienden a acompañarse de un desajuste entre la imagen corporal y el cuerpo real. A partir de la iniciativa del grupo TDM hemos constatado cómo los adolescentes han podido reconciliarse con su imagen corporal, incorporar cambios en su identidad y entrar en contacto con aspectos de su sexualidad, en el marco de una mayor confianza en sí mismos. De esta manera, la TDM surge como una vía terapéutica eficaz y atractiva para el establecimiento de conexiones entre distintos aspectos del funcionamiento del joven y es probable que cada día vaya ocupando un lugar más privilegiado en el trabajo psicológico con estas edades.
http://upla.org.ve/  upla.proyectos@gmail.com  @UPLAucab

Publicado en el Diario 2001, sábado 5 de diciembre de 2015.



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