Una mujer hermosa es Dalia Castellanos. Al
hablarme de las muñecas de trapo que elabora, me las imaginé como ella. Se
relaja cuando les pinta sus facciones. Dice que debe estar muy tranquila para
que las muñecas reflejen paz.
Tiene el título de técnico superior en Comercio
Exterior y es oficinista, pero realmente es una emprendedora nata. Junto a su
esposo, tuvieron una ferretería por muchos años en Los Dos Caminos, la que
lastimosamente cerró después del paro del año 2002. Esas circunstancias la
hicieron cambiar de oficio y se especializó en bienes raíces, pero después de
una larga y dura enfermedad, hoy es su pareja quien se dedica a tramitar
documentos en la línea inmobiliaria, porque su movilidad no es la de antes.
Tuvo tres intervenciones quirúrgicas en la
rodilla derecha, en los años 2010, 2012 y 2013, fecha última en que tuvo que
asumir sacrificar su pierna derecha para vivir. Su marido la ha acompañado en
este proceso doloroso, y también su única hija que tiene 20 años y desea
proseguir sus estudios en la Católica.
“Hay enfermedades que afectan a toda la
familia”. Es en estos períodos cuando llega al Centro de Salud Santa Inés
buscando exámenes de calidad a menor costo. “Uno se descapitaliza”, comenta
Dalia.
Aquí hay de todo
--Cuando llegué a Santa Inés todo me pareció
muy bonito y pulcro, hasta los baños. Pero lo más importante es la calidad de
la gente de las personas que trabajan aquí. Me la pasaba deprimida y llorando
porque casi no podía caminar. Fue cuando conocí a la hermana Pari y fui acogida
por ella. Recuerdo que hablamos largo y drené todo lo que tenía dentro. La
hermana me sugirió que buscara ayuda psicológica y ella misma me condujo hasta
la Unidad de Psicología. La psiquiatra María Alejandra Pulido fue mi terapeuta y
me dio las herramientas para enfrentar mi situación. Conozco también a Carolina
Fernández; sé que en el momento que las necesite a ella y a Pari van a estar allí.
“La partida de la hermana a Chile me dejó un
gran vacío. Es como si se me hubiese ido mi mamá”.
El vigilante William Sánchez es muy atento y
considerado y me da prioridad para pagar en Caja. Al final, fui operada en el Hospital San José de
Cotiza donde tuve la suerte de ser atendida por un médico excelente y muy humano.
Lo genial es que cada vez que yo venía me
tropezaba con la hermana Pari, era como un angelito. En estos días buscaba en
Internet un curso de Reflexología y me apareció una foto de ella con Bernardo Guinand.
“Qué alegre me puse”.
--He acudido a los servicios de rehabilitación, al laboratorio, a imágenes (lo que les falta es la resonancia magnética). Disfruto de los ciclos de cine, realicé el curso de repostería de Nestlé pues hago tortas cuando hay los ingredientes, pero ya no es negocio por la escasez. Ahora quisiera recibir más cursos de manualidades. Esto es como si estuviera en otra ciudad. Mi esposo ahora es paciente y lo atienden en endocrinología, la UPLA, fisiatría, etc. Su salud se resintió con mi cáncer.
--¿Qué cómo quiero que sea el Parque Social UCAB en el futuro?
“Crecido, con más pacientes, quizás con salas de hospitalización, con un resonador magnético, con una placita rodeada de más áreas verdes para sentarse y relajarse y donde siempre reine la paz, la relación, la belleza, la espiritualidad y el profesionalismo. Así es este centro de servicio al paciente”.
Entrevista: María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana Gabriela Páez
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