miércoles, 29 de enero de 2014

Dalia Castellanos: “Me gusta todo en Santa Inés”


Una mujer hermosa es Dalia Castellanos. Al hablarme de las muñecas de trapo que elabora, me las imaginé como ella. Se relaja cuando les pinta sus facciones. Dice que debe estar muy tranquila para que las muñecas reflejen paz.
Tiene el título de técnico superior en Comercio Exterior y es oficinista, pero realmente es una emprendedora nata. Junto a su esposo, tuvieron una ferretería por muchos años en Los Dos Caminos, la que lastimosamente cerró después del paro del año 2002. Esas circunstancias la hicieron cambiar de oficio y se especializó en bienes raíces, pero después de una larga y dura enfermedad, hoy es su pareja quien se dedica a tramitar documentos en la línea inmobiliaria, porque su movilidad no es la de antes.
Tuvo tres intervenciones quirúrgicas en la rodilla derecha, en los años 2010, 2012 y 2013, fecha última en que tuvo que asumir sacrificar su pierna derecha para vivir. Su marido la ha acompañado en este proceso doloroso, y también su única hija que tiene 20 años y desea proseguir sus estudios en la Católica.
“Hay enfermedades que afectan a toda la familia”. Es en estos períodos cuando llega al Centro de Salud Santa Inés buscando exámenes de calidad a menor costo. “Uno se descapitaliza”, comenta Dalia.
Aquí hay de todo
--Cuando llegué a Santa Inés todo me pareció muy bonito y pulcro, hasta los baños. Pero lo más importante es la calidad de la gente de las personas que trabajan aquí. Me la pasaba deprimida y llorando porque casi no podía caminar. Fue cuando conocí a la hermana Pari y fui acogida por ella. Recuerdo que hablamos largo y drené todo lo que tenía dentro. La hermana me sugirió que buscara ayuda psicológica y ella misma me condujo hasta la Unidad de Psicología. La psiquiatra María Alejandra Pulido fue mi terapeuta y me dio las herramientas para enfrentar mi situación. Conozco también a Carolina Fernández; sé que en el momento que las necesite a ella y a Pari  van a estar allí.

“La partida de la hermana a Chile me dejó un gran vacío. Es como si se me hubiese ido mi mamá”.

El vigilante William Sánchez es muy atento y considerado y me da prioridad para pagar en Caja. Al  final, fui operada en el Hospital San José de Cotiza donde tuve la suerte de ser atendida  por un médico excelente y muy humano.

Lo genial es que cada vez que yo venía me tropezaba con la hermana Pari, era como un angelito. En estos días buscaba en Internet un curso de Reflexología y me apareció una foto de ella con Bernardo Guinand. “Qué alegre me puse”.

--He acudido a los servicios de rehabilitación, al laboratorio, a imágenes (lo que les falta es la resonancia magnética). Disfruto de los ciclos de cine, realicé el curso de repostería de Nestlé pues hago tortas cuando hay los ingredientes, pero ya no es negocio por la escasez. Ahora quisiera recibir más cursos de manualidades. Esto es como si estuviera en otra ciudad. Mi esposo ahora es paciente y lo atienden en endocrinología, la UPLA, fisiatría, etc. Su salud se resintió con mi cáncer.

--¿Qué cómo quiero que sea el Parque Social UCAB en el futuro?
“Crecido, con más pacientes, quizás con salas de hospitalización, con un resonador magnético, con una placita rodeada de más áreas verdes para sentarse y relajarse y donde siempre reine la paz, la relación, la belleza, la espiritualidad y el profesionalismo. Así es este centro de servicio al paciente”.
Entrevista: María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana Gabriela Páez

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