lunes, 15 de octubre de 2012
Unidad de Psicología motiva la expresión de los adolescentes con las artes
La artista plástico Xiomara Jiménez forma parte del equipo de los Talleres de Arte y Vida que se imparte a grupos de adolescentes de Antímano, La Vega, El Junquito y otras zonas del oeste de Caracas en la Unidad de Psicología Luis Azagra (UPLA) del Parque Social UCAB.
Para ella la cercanía a lo social es primordial en su labor creativa y trabaja bajo ciertas premisas de las ciencias sociales, tomando como fuente su formación universitaria en antropología.
El Proyecto Arte y Vida de la UPLA, iniciado en el año 2000, consiste en una serie de talleres de corte artístico dirigidos a adolescentes con la finalidad de brindar espacios de reflexión, creación, desarrollo personal, adquisición de conocimiento artístico, y de ellos mismos.
Esta iniciativa nace de la necesidad de integrar a los adolescentes a la Unidad de Psicología, por ser una de las poblaciones de menor asistencia pero de mayor riesgo.
Jiménez junto con los psicólogos han creado, hasta el presente, dos talleres donde —a través del manejo de objetos de uso diario, la fotografía, la literatura, la poesía y el humor— establecen estrategias para ayudar a los adolescentes a controlar sus impulsos, el estrés y conocer sus emociones que buscan fomentar su desarrollo y adaptación social. Como resultado del primer taller se realizó la exposición Soñadores: retratos de contacto que fue exhibida en el mismo espacio de la UPLA.
Después de finalizado el segundo taller, se inaugurará el jueves 18 de octubre, a las 10 am, la exposición de arte Hallazgos, en el espacio abierto y no convencional de la Unidad de Psicología, en el piso 2 del edificio de Educación Comunitaria del Parque Social UCAB, abierta a todo público.
En Hallazgos, Jiménez trabajó con quince jóvenes a partir de objetos queridos traídos por ellos al taller que fueron transformados en piezas. Inicialmente los adolescentes describían los objetos desde un punto de vista racional, luego se preparaba una puesta en escena, se leían textos de Weston, Gómez de La Serna y Brossa; estos disparaban la creación de los chamos que redactaban relatos alusivos a las lecturas y después conservaban los materiales como si fueran hallazgos arqueológicos.
Toda esta compilación de cosas las montó Jiménez en un andamiaje que fue fotografiado, ampliado y pegado en hojas con retícula como fragmentos arqueológicos. Serán diecisiete piezas grandes más otras catorce las que se expondrán ese día, explicó la curadora, y allí espera que los chamos se vean reflejados en ellas. El sentimiento de Xiomara Fue en 1989, la primera vez que Jiménez experimentó la fórmula de crear pautas para un taller no dirigido a la enseñanza de técnicas artísticas ni al desarrollo de la creatividad, sino al reconocimiento de una temática específica. En aquella ocasión participó en una serie de talleres en varias escuelas de Fe y Alegría como parte de un proyecto de divulgación sobre los Derechos del Niño. Desde ese momento, comenzó a interrogarse sobre la búsqueda de un lenguaje para hablar de las personas de “mi tiempo”, no por la necesidad de comprender sus fatalidades con mirada compasiva, o porque tenga inquietudes especiales por un arte con fines transformadores, sino porque cree que esa mirada íntima del otro es como verse a sí misma, especialmente en momentos como el que atravesamos, cuando la preocupación por el colectivismo ha dejado a un lado a la persona, finaliza la curadora de esta muestra. María Fernanda Mujica Dirección de Medios y Enlace
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