domingo, 29 de octubre de 2017

UN SOCIÓLOGO ENTREGADO AL SERVICIO COMUNITARIO

Francisco Coello: mi papá llegó nadando a Venezuela

“Mi gran sueño es llevarle a Sarita a mi madre”



Está en el mejor lugar donde podría estar

–Como no mi niña, ven, pero estoy con Sarita en mi oficina.
–No importa Francisco, puedo igual hacerte la entrevista. Sarita, su bellísima primogénita de un año, que le ha cambiado la vida, nos hizo conocer al Francisco Coello padre, amoroso, paciente y preocupado.
Y por fin hablamos, y por fin, escribo.

Coello es un profesor muy apreciado y a la vez temido en la escuela de Comunicación Social, pues para bien hace leer y pensar a los muchachos, pero deja huella y eso es lo importante. Ha sido padrino de una promoción en la escuela de Comunicación Social y de dos en la escuela de Ciencias Sociales. 

Cuando camina por el campus va saludando a unos y otros, con la frase isleña de Tenerife heredado del habla de su padre “mi niña”. Dice que no puede decir “mi niño” porque aquí no caería tan bien. Su madre que es una mezcla catalana y aragonesa llama a sus conocidos como “mi rey o mi reina”.

Ingresó a La Católica en 1997 como profesor de Metodología a tiempo convencional,  y trabajaba a dedicación en la Biblioteca Nacional con el equipo que dirigía Virginia Betancourt. “Yo elegí en 1986 integrarme al equipo de Virginia porque el proyecto en la Biblioteca estaba enmarcado dentro de un plan de país que tenía pertenencia. Había respeto, autoridad, conexión con lo que se hacía en los ateneos del país, en el Museo de Arte Contemporáneo con Sofía Imber, en el Sistema de Orquestas creadas por José Antonio Abreu y con otras instituciones. Era motivante”.

En el año 2000 es invitado por el profesor Néstor Luis Luengo para que se incorporara tiempo completo a la UCAB como coordinador del Ciclo Básico de la escuela de Ciencias Sociales, cuando la directora era la profesora Ingrid Ochoa. Era ucabista pues estudió en el lapso 1978-82 en la misma escuela de Ciencias Sociales donde entabló maravillosas amistades que aún conserva: Omar Picón, Federico López, Alberto Rodríguez, José Luis Fernández, José Gregorio Fernández, principalmente. Y fue alumno de profesores de la talla de José Ignacio Rey, Rafael Baquedano, Mikel De Viana, Arturo Sosa, Luis Ugalde, Alberto Gruson, Mercedes Pulido, Tamara Hannot, José María De Viana, Antonio Cova, Hildebrando Barrios quien era poeta y les enseñaba “Desarrollo Económico”.

Vivencias en dos mundos

Dice el profesor Coello que fue muy precoz y que le gustaba más compartir con personas mayores y oír sus conversaciones más que andar con sus contemporáneos. “Yo solo estaba con chamos de mi edad para jugar fútbol, en el que fui todas las posiciones, especialmente arquero y defensa lateral derecho. También me encanta practicar baloncesto, y hasta no hace mucho, un grupo de profesores jugábamos en las canchas del campus. 

“Fui hijo único que para mi época era muy raro. Mi mamá que se llama Mercedes era de Barcelona y aún vive en Aragón en un Centro de atención para personas mayores”, y apretando a Sarita, dice que su gran sueño es ir con su esposa Astrid a llevarle la única nieta a su madre, trasladarse a Málaga donde está una tía que también lo crió y visitar a otra en Tarragona. Su papá era oriundo de Tenerife y la historia de su llegada a Venezuela es de novela y de otro capítulo.

Coello cuenta sobre la influencia que tuvo un amigo de su padre, Antonio Machín, que era un poco menor que su papá y se hizo gran amigo de los dos. “Antonio hacía teatro, tenía una agencia de viajes y era melómano. Gran parte de la música que me gusta: Blues, Jazz me la enseñó a oír él. Recuerdo que me decía “Mira carajito, oye carajito”.

–Estudié en el Moral y Luces preescolar y primer grado porque mi mamá era secretaria en el colegio, luego cursé varios años en el Tirso de Molina y otros en el San Agustín de El Marqués. En épocas viví entre Barcelona, Málaga y Caracas porque mi mamá nunca se terminó de adaptar a Venezuela, mientras que mi padre era un isleño completamente acostumbrado al país. Fue maestro de obras, trabajó en la construcción de los túneles de las Guaira y en las Torres del Silencio. Murió en el año 2005. “Él me marcó muchísimo”. Recuerdo que una vez estando juntos en una estación de servicio en la avenida Anauco en San Bernardino, mi papá me presentó a don Arístides Calvani y años después, yo estudié en la escuela creada por él. "Estas son las menudas historias de la ciudad".



Es protector de los animales de la calle


La aventura de un inmigrante

Segundo Coello viajó en un velero llamado “El joven Gaspar” y la travesía desde Las Canarias hasta las costas venezolanas duró dos meses. Se enfermó gravísimo en el barco y venía acompañado por un primo llamado Víctor que lo cuidó y que era sobreviviente en el Frente Ruso, donde vistió el uniforme de la Legión Azul española.  Al llegar a la costa oriental en 1948, habitantes del pueblo les dieron ropa y comida y el pueblo organizó una fiesta de bienvenida, pero llegó la Guardia Nacional y los mandó a salir a aguas internacionales. El grupo de inmigrantes realizó una asamblea y algunos preferían irse a México, pero la mayoría decidió entrar otra vez a Venezuela y al final, el velero de pesca navegando, encalló cerca del puerto de La Guaira. Entonces, la llegada fue a nado y brutal y su papá que practicaba lucha canaria, se echó sobre sus espaldas a un enano de la tripulación que se estaba ahogando y lo salvó.

Francisco Coello tiene veinte años en la UCAB, es la cabeza de la Dirección de Ley de Servicio Comunitario que depende del Vicerrectorado de Extensión Social, donde trabaja con el profesor Rolando Montaño y una becatrajo. “Para un sociólogo es el mejor lugar donde estar. Desde aquí vemos el potencial de los proyectos comunitarios multidisciplinarios que pueden construir los estudiantes”. Lo dice alguien que cuando tenía 14 años, entró a una biblioteca y vio un libro titulado Sociología, lo leyó y desde ese momento decidió ser sociólogo y como dicta “Metodología” comenta que sin ella, “No vas pal baile”.

Coello conoció en el campus a su segunda esposa, la profesora e investigadora Genny Zúñiga. Su primera esposa fue Fanny Fuguet, la educadora y cantautora.Desde el año 2014, cuando Astrid Pérez Bastidas es contratada como profesora por la escuela formalizan su relación y ella es su esposa y la mamá de la bella Sarita.  

Está arraigado a la universidad y dice “que en este período hostil, se ha convertido es un espacio vital gracias a que la actividad académica y la investigación son estimulantes. En el campus hay actividades culturales, exposiciones, foros políticos y sociales de toda índole. Me relaciono con gente con intereses para intercambiar ideas y, también hemos hecho un trabajo de acompañamiento a los estudiantes en esta coyuntura de país tan difícil”.

Dice creer en la buena política, y no en balde, fue el editor del libro de Luis Ugalde "Elogio de la Política". Todo lo que hay que hacer aquí está en ese libro. La cuestión está en que si los políticos se alejarán del Estatismo y se acercarán al Liberalismo: "Yo soy un liberal".

Es hora de despedirse porque la bebé hay que pasearla, mientras esperan a que la mamá termine de dictar clases. Al llegar a su casa, caminará con sus perros Luna y Spoony y quizás los cuatro gatos de la casa los acompañen. Y cuando el tiempo le alcanza, lee historia, novelas, va al cine con Astrid a disfrutar de una buena película y le encantan las buenas series por cable.



María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: cortesía de la Dirección de Comunicaciones UCAB.





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