Marianella De Faria trabaja en
una pequeña oficina donde, día a día, recibe a personas que acuden a ella a
pedir ayuda. Es la encargada de Apoyo al paciente del Centro de Salud Santa
Inés. “Aquí se renueva la esperanza diariamente”, dice.
Aunque su apellido es lusitano,
sus raíces son judías. Su papá fue un holandés que llegó a Venezuela huyendo de
los horrores de la Segunda Guerra Mundial y sus abuelos fueron judíos
conversos. “Siempre ha existido ese juego de llamar primos a los De Farías,
Farías y quienes tengan apellidos parecidos al mío”, y fue precisamente por
esta costumbre que conoció a la otra familia De Faria venezolana. “Hay gente
que me pregunta que si soy familia de la actriz María Gabriela De Faria y yo
les digo que no. Ellos son de Madeira y mi familia no tiene nada de portuguesa.
No sería raro tener un Vassberg escondido por ahí.”
Es conciliadora, histriónica y
hace lo posible por ayudar a todo quien llegue a su oficina en busca de
soluciones. “Siento que por lo menos la escucha activa y ‘el bracito’ (dice refiriéndose
a un gentil contacto en el brazo del interlocutor) crean bienestar y hace que
quien acude a esta oficina se sienta atendido, o por lo menos entendido.”
Egresada
ucabista
Marianella tiene estrechos lazos
con el colegio San José de Tarbes, de donde se graduó de bachiller; es egresada
de la escuela de Educación de la UCAB, mención Ciencias Sociales, y cursó una
maestría de Historia de la Américas. Tiene 30 años ejerciendo como educadora y
nunca se ha desprendido de la comunidad. Fue maestra en escuelas de la
comunidad e inclusive fungió como directora.
Incursionó en el mundo de las ONG
con la Fundación Siembra, en el barrio Kennedy, trabajando en el área de
proyectos sociales. Es profesora de historia en la Unefa, en la sede de la
Colonia Tovar y en octubre le ofrecieron unas horas como profesora de
bachillerato en el colegio San José de Tarbes.
Llegada
a Santa Inés
Se enteró de la vacante en el
centro de salud por un boletín de Avessoc, reenviado de un escrito de Carolina
Fernández. “Cuando leí lo que buscaban dije ¡Esto es para mí!, porque el cargo
define a la persona.” Marianella considera que tiene vocación de servicio y
cuenta que, desde siempre, disfruta de hacer conexiones para ayudar a los
demás. “Si veía en un boletín de RedSoc que en algún lugar necesitan un
especialista médico, y yo conocía a alguien, le pasaba el contacto. Si veo que
buscan un periodista, te escribo porque te sirve”, dice.
Sobre su trabajo opina que
siempre se puede ayudar a la gente. “Sin paleativos, podemos dar soluciones
concretas con lo que se tiene. Se trata de resolver y siento que este cargo
permite ayudar a solucionar problemas. Siempre hay que darle a las personas una
palabra de esperanza.” Con una sonrisa afirma: “Aquí me están pagando por hacer
lo que me gusta”.
“He tenido una gran vocación de
servicio como educadora y como venezolana. Me duele Venezuela y no me planteo
la migración porque creo que podemos hacer algo para mejorar.”
¿Qué
inspira a Marianella De Faria?
--¿Qué me mueve? Ser buena
noticia. No me las sé todas y por eso debo reinventarme cada día.
»Esto es un equipo que está dando
respuestas, no soy yo sola. Aquí vienen a preguntarme cosas y les respondo ‘Yo
no soy doctor, vamos a preguntarle a quien sepa.’ Lo que hacemos aquí es
gracias al trabajo en equipo, porque hay más eficiencia si hay integración.
»Soy una mujer de fe, creo en la
solidaridad como medio de transformación de vidas y de mundo y eso me ayuda en
mi puesto. También creo en la justicia social y en la amistad, que su poder
sigue siendo una forma de acercarse a la gente.
“Aquí mi función es conocer el
caso, canalizar las ayudas y hacer seguimiento a los pacientes.” Dice Marianella
al describir su labor. “Es un apoyo integral, no solo económico. Tiene que ver
con intentar canalizar acciones que den respuesta a las distintas
problemáticas.”
El
Parque social es…
--…ayuda efectiva y eficaz a las
comunidades más necesitadas.
» En el futuro lo veo crecido,
con más estructuras efectivas para dar respuesta a las necesidades del entorno.
Renovando
esperanzas
“¿Tú te sabes el cuento del
colibrí?”, pregunta. “Una vez el bosque se estaba incendiando y todos los
animales corrían menos el colibrí que iba, agarraba un poquitito de agua y la
llevaba al bosque. Cuando los animales le preguntaron por qué estaba intentando
apagar el fuego él solo, dijo “Yo estoy haciendo mi parte.”
“Todos los días tenemos que
seguir renovando la fe y la esperanza, así como el colibrí del cuento, y desde
Santa Inés nos permitimos seguir dando respuestas.”
Anécdotas
y vida
Marianella está en Santa Inés
desde enero de este año, y a lo largo de estos meses son muchas las vivencias.
“Siempre me dicen: Gracias por su sonrisa, por sus palabras de apoyo. No soy
yo, es el espíritu santo.” Sin embargo, cuenta que hace poco le pidieron ser la
madrina de un bebé que viene en camino. “Su mamá me llama y me dice:
¡Comadre!”, cuenta.
La oficina de Marianella está
llena de gatos, desde pequeños adornos, hasta dibujos en su pared. “Amo a los
gatos”, dice con una sonrisa. Disfruta de la fotografía, la guitarra, el
teatro, la literatura y especialmente el cine. “Soy cinéfila”, asegura.
Es la menor de cinco hermanos,
uno de ellos tristemente fallecido. Se define como una mujer de fe. Va cada año
a campamento misión y a La procesión de la Divina Pastora. “Soy devota. No voy
como turista, sino a caminar la procesión completica.”
Entrevista y fotos: Ana Gabriela Páez
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