Sonia Godoy
A Sonia Godoy Tovar la deben conocer
muchos en el campus, físicamente no ha cambiado casi nada en los largos años
que lleva en la UCAB. Se podría decir que es oriunda de La Colonia Tovar por
sus ojos claros, tez blanca y pelo rubio, pero no, es de aquí cerquita,
de Antímano. Escoge el lugar del cuarto piso del Centro Cultural Carlos
Guillermo Plaza, SJ para fotografiarse porque dice “Me gusta todo el edificio
porque es una estructura muy moderna, con espacios abiertos con mucha luz para
estudiar y sus jardines son bellísimos, y cada día que pasa, el Centro crece mucho
y lo que le falta”.
––Es que fíjate, este es otro mundo. Me gusta mucho mi trabajo y
aquí he aprendido mucho. “Yo soy 100% ucabista y daré de mí lo que más pueda para
el bien del Centro Cultural”, dice con un tono de voz seguro.
A Sonia Godoy le encanta el edificio |
Desde 1981, Sonia trabaja en la
Universidad Católica, dice haber ingresado gracias a que Renata Da Silva que
era amiga de su hermana le comentó que buscaba una asistente y ella vino a
Montalbán, presentó las pruebas y fue escogida. Narra que la oficina de Administración la conformaban
“Francisco Ojer, Raúl González, Renata y yo, pero con el pasar de los años
debió crecer y hubo muchos cambios. A mí me trasladaron para Biblioteca cuando
el profesor Píriz Pérez era director, y aquí, debo tener como 11 años laborando.
Primero entré a Procesos Técnicos y luego me solicitaron para Adquisiciones”.
––Quisimos saber si Sonia acude a los
servicios que presta el Parque Social UCAB.
--El Parque Social es un ente muy
importante para la Universidad. Recuerdo que antes esos terrenos eran “monte y
culebra, y ahora tiene unos jardines bellísimos, la gente es muy cordial, las
construcciones son modernas, y gracias al convenio de Santa Inés con la UCAB,
nosotros los trabajadores gozamos de unos precios muy accesibles. Anualmente en
agosto me hago mi chequeo médico en Santa Inés y me gusta. “Me realizo todos
mis exámenes en un día o dos y salgo
feliz y satisfecha”, comenta en forma expresiva.
Pero Sonia, como todo el equipo del
Carlos Guillermo Plaza, que acude con sus nuevos uniformes azul marino al
recinto, tiene su vida propia al terminar la
jornada, aunque ante la pregunta sobre qué le gusta hacer en su tiempo
libre, repregunta “¿Y vas a poner eso?”. Pues sí, Sonia entre lunes y viernes,
vive en el hogar de sus padres en Antímano para acompañarlos porque son
bastante mayores, pero los viernes, es a sus hermanas que les corresponde
cuidarlos. Entonces, Sonia arranca feliz para su casa en la montaña en El Junquito
donde vive con su esposo, y juntos los fines de semana, van al pueblo a comer
fresas con cremas, a realizar las compras o a tomarse unas cervecitas. Pero lo
que más le gusta a ella es cocinar y descansar,
porque eso sí, los dos son muy caseros y en su hogar se olvidan de todo.
Y afirma con orgullo “Mi marido y yo, tenemos 30 años juntos, entre noviazgo y
matrimonio”.
Mario Méndez
Mario Méndez es muy serio cuando
transita en los pasillos de la Biblioteca. Tiene el pelo muy canoso y usa unos
anteojos de montura gruesa. Es el segundo de los entrevistados del Carlos
Guillermo Plaza que también es educador y ejerce su segunda profesión, en las mañanas, en la Escuela
Básica Nacional Antonio Lauro, que está
situada en el sector Peña Tovar de Carapita. “Me gustan muchos los libros que
dejan algo, que nos ayudan a mejorar, que tienen moraleja como Juan Salvador Gaviota. Lo he indicado como
lectura a mis alumnos de 6to grado y les gusta mucho. Le doy clases a un niño que
sufre autismo y busqué ayuda en la Unidad de Psicología del Parque Social donde lo atendieron y avanzó
mucho en la escuela, y la madre aceptó el problema de su hijo”.
Cuenta que cuando se inició en la
Biblioteca, su horario era de 7 am a 12
del mediodía y de 4 de la tarde a las 9 de la noche. “Le pedí modificación de
horario al director, padre Carmelo Salvatierra, y no me lo concedió, entonces
yo me fui, y regresé cuando el profesor Píriz Pérez era el nuevo director quien
me dijo ‘Mete los papeles’. Fue José Ferrer-de Biblioteca- el que me avisó que
había vacantes. Ya a los tres días estaba trabajando de 2 de la tarde a 9 de la
noche. Gustavo Jiménez y yo, somos contemporáneos. Recuerdo a las
bibliotecólogas, Taidée Balza quien me ayudó mucho, también a María Olivier,
conocida como Chalola, quien era muy estricta con el trabajo. El primer día me
entregó un archivo y me preguntó ‘¿Te sabes el alfabeto’? y me puso a ordenar
el fichero. Gracias a ellas y a Omar Albarrán y Römer Ramírez –que labora en
Recursos Humanos, yo pude licenciarme en Educación en la UCV, pues siempre me facilitaron el cambio de
horario para que yo estudiara”. También
citó a Carmen Graciela Donis, que se acaba de jubilar como la gente que aprecia,
y a muchos otros más, pero en especial a
sus compañeros de piso, incluyendo a la becatrabajo.
Los espacios
––El Centro Cultural es muy bonito,
los estudiantes deberían sentirse orgullosos de gozar de las ventajas que el
viejo edificio no tenía. Hay aire acondicionado, wifi; ellos mismos pueden buscar
en las estanterías los libros y el ambiente les facilita el estudio, pero hay
muchos que nos aprovechan los recursos. Hemos encontrado libros escondidos y
rayados, a gente comiendo, y se molestan cuando les llamamos la atención: ‘Que
si yo pago’ contesta alguno. Este edificio proyecta una imagen corporativa pues
aquí viene gente de afuera a consultar, y nosotros los referencistas le debemos
dar respuesta, también acuden a foros,
charlas y exposiciones. Hay que cuidarlo, no vaya a pasar aquí como en el edificio Cincuentenario que está muy
descuidado, sobre todo la mezzanina. “Mi deber es velar por el patrimonio de la
Universidad y de nosotros, esto es para todos, y creo que aquí vamos a
necesitar más gente para supervisar”, dice seriamente.
Mario recuerda con mucha alegría el
primer diciembre que pasaron en el nuevo edificio, y para celebrar la Navidad,
todos contribuyeron e hicieron una fiesta con la nueva directora.
Méndez es de la parroquia Antímano,
de Santa Ana. Allí nació, creció, conoció a su esposa, Sonia García, que
también trabaja en el Centro Cultural. Tienen dos niños: uno de 7 años y una de
12. Con su hijo varón comparte mucho, vuelan papagayos, ven comiquitas,
comparten el reguetón en las fiestas que hacen en su casa. Él, como casi todos
los entrevistados, dedica mucho de su tiempo libre a las compras junto a su
mujer.
Rafael Quintana
El
entusiasmo de Rafael
Rafael está entusiasmado con los proyectos de la biblioteca |
Rafael Quintana
es todo un personaje en Biblioteca. Siempre le bullen las ideas y desea
entusiasmar a los demás con ellas. Si no está en su oficina en el cuarto piso,
está supervisando alguna sala. Es bibliotecólogo, egresado de la UCV y tiene
muchas historias que contar.
––Yo vivía en
Antímano y estaba en búsqueda de mi primer empleo y lo conseguí en la
Biblioteca de la UCAB, gracias a que la licenciada Carmen Graciela Donis me
trajo a hablar con el padre Salvatierra. A la par, estudiaba Ingeniería Industrial en
el Luis Caballero Mejías, inmediatamente me chocaron los dos horarios y tuve
que renunciar al mes. Pero después del Caracazo en 1989, la situación se tornó
muy difícil y me costó encontrar trabajo. Acepté la realidad cuando el padre
Salvatierra –a regañadientes- me dio una segunda oportunidad y retiré materias
para poder trabajar en el horario de 9 am a 12 del mediodía y de 4 a 9 pm. Pero
al tiempo logré el cambio de 2 de la tarde a 9 de la noche.
Chalola fue mi
mentora, como se me dificultaba la Ingeniería y me gustaban las materias
gerenciales, fue ella quien me dijo “pero chico, por qué no te sinceras, estudia
Bibliotecología, ya trabajas en una”. Y empecé la carrera entre 1992- 93, a los
dos años de haberme reincorporado a la UCAB. Cuando me gradué, fue el profesor
Píriz Pérez quien me gestionó mi cargo como profesional en Biblioteca y desde
ese momento, comencé a vincularme, aparte del área de servicios, con el de
procesos técnicos y adquisiciones.
–– ¿Cuáles son tus responsabilidades?
––Soy
coordinador de servicios al público en el turno de la noche y apoyo la sección
de Procesos Técnicos. En las mañanas trabajo en la Biblioteca de la UCV y allá
soy jefe de Procesos Técnicos desde 1998, allí fui escalando desde jefe de catalogación.
Aquí en la UCAB cursé la maestría en Gerencia de Recursos Humanos donde las
áreas que más me han gustado son el liderazgo y el emprendimiento. La profesora
Elizabeth Martínez fue mi tutora y ahora ella me manda esos estudiantes que
sufren del “Todo menos tesis” para que los ayude. He hecho cantidad de cursos y
mi deseo es relacionarme con el área de Bibliotecología para poder aportar
soluciones al nuevo espacio del Centro Cultural. Una de las ideas de la
profesora Mabel es lograr que los bibliotecólogos, aparte de su labor técnica y
de supervisión, puedan dedicarse a la investigación. Estoy muy entusiasmado con
los cambios porque compartimos los bibliotecólogos una visión conjunta, todo
bajo un clima respetuoso.
Atletismo
“En el último chequeo laboral, me salieron altos una serie de valores y me
cansaba al subir unas escaleras. Fue el doctor Gutiérrez el que me vio en Santa
Inés y me dijo que debía realizar ejercicios. En el Centro tenemos todos un
trato preferencial, también voy a Fundafarmacia para comprarle los medicamente
a mi mamá que es diabética, y debo
consultar pronto a un otorrinolaringólogo. “Así que me inicié haciendo
dos vueltas en el en el Olímpico, y ahora puedo dar hasta 12 vueltas sin sentir
la menor fatiga”.
José Ferrer
“Desde el 23 de febrero de 1989 y hasta el sol de hoy, trabajo aquí”
A José Ferrer le falta la tesis para ser bibliotecólogo |
Encontramos a
José Ferrer en el primer piso del Centro Cultural. Es alto y tiene un bigote
negro que lo caracteriza. Antes de iniciar la conversación se desahoga hablando
de lo difícil que es hacer ahora las compras de los comestibles y otras
necesidades básicas. Y le comentamos que
a sus once compañeros del edificio les pasa lo mismo, pues muchos han contestado
que sus tiempos libres se lo dedican a pasear por mercados, automercados,
farmacias, etc.
José es de
Mantecal, estado Apure y toca las maracas. Sus padres viven en San Fernando de
Apure y un hijo que tiene 26 años. Se vino a la capital a estudiar Farmacia en
la UCV y aprobó tres semestres. Allí trabajó en la Biblioteca Central dos años,
desde 1986 hasta el 88. “Estuve un año desempleado, y una vecina que estudiaba
Ciencias Sociales en la UCAB y era becatrabajo de Biblioteca, me avisó que
estaban buscando personal. Vine y me dijeron que hablara con el padre
Salvatierra y me contestó ‘Quiere trabajar, entonces quédese’. Eso fue el 23 de
febrero de 1989 y hasta el sol de hoy, cumplo el horario de 2 de la tarde a 9
de la noche”.
––La
Biblioteca vieja era más pequeña, esta es de estantería abierta, pero para mí
son tan espaciosas que se necesitan más de dos personas para vigilarlas. Sobre
todo la de Ingeniería, pues sus estudiantes echan mucha broma. Pero sin duda,
la atención y sus espacios han cambiado para mejor. Tiene mucho que ver la
rotación del personal que ha realizado la
profesora Mabel “pues de esta
sala no ha recibido quejas y eso que es una de las más fuertes”. Cuando hay
parciales esto se llena de alumnos”.
Ferrer
estudió Bibliotecología por sugerencia de un amigo que trabaja en esta área, y
en 2001 terminó todas las materias.
Tiene pendiente la tesis para obtener la licenciatura. “Yo estudié con Rafael
Quintana”, comenta.
José dice que
en el Centro de Salud Santa Inés UCAB se efectúa sus exámenes de rutina, y que
recomienda a sus amigos los servicios de salud, Clínica Jurídica y la Unidad de
Psicología. Camina todas las mañanas en
Montalbán y hace ejercicios en las máquinas, por dos horas. Otras veces sale a
recorrer qué encuentra por allí y cuando regresa a su casa revisa la prensa
digital que es algo que le gusta mucho. Vive en Antímano con su esposa y la
ayudó a criar a sus tres hijas que “siente como suyas”. Ya dos se casaron y
queda solo una en casa.
Entrevistas María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos MFMR y María Eugenia Naranjo.
1 comentario:
EXCELENTES LAS ENTREVISTAS MUY CHEVERES LOS FELICITO
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