Aura Janesky Lehmann es una figura
emblemática en Clínica Jurídica. Es delgada, pequeña, usa unos altísimos
tacones y siempre anda a la última moda.
Cuenta la edad de Clínica como si
fuera la suya: ”Primero era una práctica voluntaria, luego pasó a ser una
materia electiva, y hace más o menos diez años, se convirtió en una asignatura
semestral obligatoria, hasta que hace tres años se convirtió en Centro. Pero en
el ínterin, se promulga la Ley de Servicio Comunitario y la asignatura pasa a
ser anual obligatoria”.
Lehmann sigue hablando de la Unidad,
“¿Cuántas son las abogadas que trabajamos aquí?” le pregunta a María Fernanda Inneco
y la respuesta es que son 17, y “de esas 17, 15 son profesoras de Clínica
Jurídica”, continúa Janesky. “Y estas profesionales del Derecho son brillantes,
hay graduadas con honores y la mayoría tiene postgrado. Cuatro son a dedicación
exclusiva para coordinar las áreas de extensión docencia e investigación”.
––El padre Luis María Olaso me dio
“Introducción y Filosofía del Derecho” y con él iba de voluntaria a Chapellín y
a la parroquia universitaria de la UCV, que fue donde el padre la creó. La
fundadora de Clínica en la UCAB fue la profesora Carmelina Valbuena, ella
coordinó el servicio desde 1996 hasta 1999.
“Dejé el litigio para ayudar a la
gente que es lo que me inspira. Cuando uno ayuda a una persona que ve el cielo,
después que ha recorrido varias partes donde le han cerrado las puertas, y encuentra
solución a su caso es la mayor satisfacción. Todas las que estamos aquí tenemos
sentimos lo mismo y contamos con vocación de servicio y ‘convicciones’, como lo
dice el padre Ugalde. Otra aspiración es transmitirles este espíritu a
nuestros estudiantes. Aquí todos fuimos
alumnos de Olaso o los más jóvenes pasaron por Clínica. La relación de un
profesor de esta materia con su alumno es especial, va más allá de un simple
trato académico”.
–– ¿Conoces algo como el Parque Social UCAB?
––Hasta ahora, no conozco nada que se
parezca al Parque, que es el brazo ejecutor del proyecto social de la UCAB. Es
la excelencia hecha realidad, es lo máximo y es un sueño palpable. Y con
respecto a Clínica es un servicio que se presta en un lugar bonito, bueno y
barato porque la asistencia jurídica es gratis. Como decía el padre Azagra.
“Esto es un viaducto y hay una retroalimentación”. Me gustaría que hubiesen
muchos más parques como este en el país y que también tuviéramos más recursos
económicos, que es nuestra única limitación.
La sala de conciliación
Hay días en que en el espacio de
acceso a la justicia del Parque, no cabe un alma. Y es que desde sus inicios,
uno de sus nortes es llegar a la conciliación antes de iniciar un proceso
legal.
Existe un espacio especial diseñado
para poner frente a frente a las personas que accedan a entenderse antes que
iniciar un papeleo. “Aquí ahora no se divorcia nadie, pues cuando pasan por la
sala de conciliación, las parejas salen
reconciliadas”.
En Clínica se atienden todos los
casos civiles donde no entre el orden público. “Caso donde exista violencia
tenemos que remitirlo a los organismo competentes”, dice la directora.
Y continúa la explicación de lo que
representa la Sala: “A veces, tenemos cinco o seis casos simultáneos, y no
podemos esperar para usar la sala de conciliación, entonces, ves gente hablando
con el abogado en cualquier espacio, pero si el caso es delicado, el profesor
toma las previsiones para usar la sala. El abogado es también un psicólogo,
pues sucede, que en muchas situaciones las personas lo que necesitan es que los
escuchen”.
La Defensoría del Niño, Niña y Adolescentes
es otra unidad que depende de Clínica donde acude mucha gente. También de la
Unidad, los profesores abogados con sus alumnos se trasladan a trabajar a las
comunidades de Baruta y Petare dos veces a la semana para brindar asesoría
jurídica gratuita, y también una vez a la semana, a la Conferencia Episcopal
donde se atienden a refugiados e inmigrantes. Y hasta con estudiantes han
viajado a la frontera a trabajar. Además realizan operativos jurídicos en
alianza con otras unidades del Parque y las comunidades organizadas. También
dictan talleres por solicitudes expresas y dictan diplomados de formación como
el de Convivencia y Participación Ciudadana, el Taller de la No violencia
contra la Mujer, talleres de Prevención vial en alianza con la Fundación de
Seguros Caracas, entre otros.
Sí tiene que ver una gran
coordinación con un equipo que debe ser
muy bueno para lograr realizar todas estas actividades, a lo que se suma que Aura
Janesky entregó recientemente su tesis doctoral titulada “Análisis de la nueva
legislación arrendaticia de vivienda y su incidencia en el derecho de
propiedad”, que cursó en el régimen especial de Doctorado en Derecho. Y no hay duda que las coordinadoras son la
mano derecha de la directora y la ayudan en todo. Ahora, comenta Lehmann “debemos
informar de nuestras actividades al decanato de Derecho de quien dependemos, a
la dirección de Extensión Social y al consejo consultivo de Clínica”.
Fuera del Derecho
Ahora que finalizó su tesis, Janesky
piensa retomar todas las actividades que le gustan hacer fuera de sus
obligaciones profesionales, aparte de ser esposa y mamá. Le place ir al cine y
a la playa, a la que considera “lo máximo”. Está casada con un ucabista, sus dos
hijos son también egresados de la UCAB.
“Hace poco, mi esposo y yo subimos a
Galipán manejando y bajamos hasta Macuto. Hubo momentos en que confundíamos el
cielo con el mar. Creo que no hay otro país como el que tenemos, y por el que
apostamos, porque Venezuela sí puede salir adelante y tenemos todo para
hacerlo: sobre todo el recurso humano que es lomito, y que lastimosamente,
muchos se han ido. ¿Qué más se le puede pedir a Dios de todo lo que le ha dado
a Venezuela?”. Janesky se pregunta pero también afirma que” este país es lo
máximo”, vocablo que gusta repetir.
Texto: María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana Gabriela
Páez Linares.
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