“Trabajar
en Parque Social es aprender de otros, nutrirme con la experiencia de otros,
con la historia de quienes vienen al Parque de visita y con la experiencia de
quienes trabajamos aquí. Es
saber que siempre podemos aportar para un país más vivible, más saludable,
mejor educado, más justo y psicológicamente más equilibrado.
Es reconocer que no somos perfectos y que podemos complementar nuestras "especialidades" para brindar un mejor servicio a Venezuela. Es ser comunidad y universidad al mismo tiempo.” Quien así habla es Pily Méndez Quintero, emblema del ser voluntario.
Pily
es pequeña, muy delgada, de sonrisa fácil, jovial y muy activa. Cuando se
molesta calla pero su rostro se torna rojo. Le tomó el gusto a las actividades
con niños y al aire libre cuando su madre inscribió a su hermano y a ella en
los Scouts de Venezuela. Entonces, desde los seis años no ha parado de dar, dar
y dar. Para ella, los scouts es una escuela de valores, de códigos de
comportamiento. Su trabajo en esa organización consiste en la formación de
niños de 7 a 11 años y en entrenar a los adultos que guiarán a los infantes.
Estudió
Filosofía en la UCAB, y a su vez, cursó varias materias de Ingeniería Civil
pues las dos carreras le gustaban. Escogió Filosofía porque le seduce
preguntarse cosas y cuestionarse. Recuerda con admiración a los profesores
Sandra Pinardi, Leovigildo Vargas, Juan Negrette, Massimo Desiato y Rafael
Garcia, los últimos cuatro han fallecidos. Habita en Chacao desde niña y
estudió primaria en la zona y su título de bachiller lo obtuvo en el Liceo
Gustavo Herrera en Ciencias Básicas y Tecnología, que fue un plan piloto del
Ministerio de Educación en su época. Conoció el campus de la Católica cuando
representó a la parroquia de Chacao en 1992 en el Encuentro Nacional Juvenil y
el Encuentro Arquidiocesano Juvenil con motivo de los 500 años de la llegada de
Colón a América, y desde esa vez “Me enamoré de la Universidad”.
En
los salones de clase de Filosofía, Pily estudiaba con varios jesuitas y alumnos de Educación con quienes
compartía cátedras. Fue desde entonces, cuando se fundó “Universitarios en
Misión” de la que fue voluntaria durante los cinco años de estudios junto a
Óscar Buroz, Miguel Corominas, Armando Quintero y Sheila Goncalves. En el quinquenio de la carrera fue
becatrabajo de la dirección de Pastoral junto al profesor Ricardo Márquez. El
personal lo integraban ellos dos.
Al
licenciarse, la contrató el colegio San Ignacio como formadora espiritual de
los alumnos, el profesorado y el personal obrero. En ese cargo duró tres años.
Ante
la pregunta de cómo se siente trabajando todos los fines de semana responde “No
hay sábados libres y muchos domingos tampoco. Es agotador el despertarse pero
al final de la jornada la labor es gratificante”. Pily recuerda que la impactó
cuando un estudiante de Comunicación Social de la UCAB dijo en un encuentro que
él había empezado a estudiar desde 8vo grado en la UCAB desde cuando veía el
campus desde la altura del barrio y a su vez, recibía de ucabistas voluntarios
complementación pedagógica en su liceo. “Eso confirma que sí hay gente agradecida”,
dice.
Al
finalizar su trabajo en el San Ignacio se fue un año a España y al regresar
tenía un recado de Proyección a la Comunidad de la UCAB ofreciéndole el cargo
de coordinadora de campo de niños no escolarizados en Las Mayas, luego fue
nombrada coordinadora del Voluntariado y ya suma siete años laborando en el
Parque Social P. Manuel Aguirre, SJ.
Describe
su actividad como una oportunidad para vincular a estudiantes de distintas
carreras con otras realidades que no son las suyas, aunque “para nuestra
sorpresa nos encontramos con muchos ucabistas que viven esas realidades. Al
final, esos alumnos tendrán otra mirada que la Academia particularmente no da”.
Pily,
ejemplo del voluntariado en la Universidad y más allá de sus fronteras, se ha
formado académicamente, pues no es solo cuestión de vocación y sentimientos
altruistas. Hizo una maestría en Proceso Grupales en la UCV, ha cursado varios
Talleres de formación de liderazgo, resolución de conflictos y comunicación
asertiva y formó parte de la Cátedra de Honor de la UCAB.
Para
ella el Parque Social es un semillero de esperanza, de encuentro, de
oportunidades, de formación y de alternativas, pero no solamente para la gente
de las comunidades sino para todos los que lo conocen y se asombran de que esto
pueda existir. Lo diferencia en que se
practica “La novedad, la diversidad, la creatividad para trabajar con
estudiantes y con gente de las comunidades y para lograr que los ucabistas se
sientan involucrados en la situación de los otros”.
Desearía
ver al Parque Social en un futuro “Multiplicado, ampliado, con más gente
involucrada y con más talentos, tanto de la UCAB, como de entes públicos y privados
que nos apoyen y se involucren para lograr mayores beneficios para la gente”.
Pily en otros ámbitos
--Me
encanta estar con la gente que quiero-que a nuestro parecer debe ser mucha
porque valora y cultiva a sus amigos. Me gusta nadar, montar bicicleta, subir a
El Ávila, ser scout, tocar diversos instrumentos como la guitarra, el teclado, un poco de
flauta y el órgano. Estudié en la escuela “Hemisferio Musical" desde los 12
hasta los 18 años.
Comenta
que ha tocado en la mitad de los órganos de las iglesias de Caracas y que “se
matan unos tigres interesantes” pues pagan bien por interpretar “La Marcha
Nupcial" y “El Ave María en las bodas. Le gusta escaparse en grupo, y también
sola, a la playa y por supuesto le agrada viajar.
Cuando
se despide dice que cuando se celebraron los 60 años de la UCAB y se realizó la
actividad “La UCAB entre vecinos”, la experiencia fue positiva para unir a las
unidades que laboran en el Parque y se fortalecieron las alianzas entre ellas,
y por supuesto con las comunidades. “Esa vivencia demostró que sí podemos
trabajar unidos, optimizando recursos y talentos, porque el fin único de todos
aquí es trabajar para la gente”.
Texto: María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana Gabriela Páez Linares
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