martes, 24 de mayo de 2016

REHABILITACIÓN DEL CENTRO DE SALUD SANTA INÉS UCAB

"Mejoramos la calidad de vida de nuestros pacientes"

Uno de sus sueños es llevar las riendas de su propia unidad de rehabilitación

Angélica López es fisioterapeuta del centro de salud Santa Inés desde el 2009. En su experiencia ha conocido historias que le han enseñado a ser más perseverante y fuerte. Lo más importante para un tratamiento exitoso es la voluntad del paciente y del residente. En su tiempo libre le gusta descansar, disfrutar de sus sobrinos, compartir con su familia y con sus amigos. 


De Caracas, proveniente de una familia numerosa, Angélica López es la quinta de diez hermanos. Conoce al Centro de Salud Santa Inés UCAB gracias a los exámenes de laboratorio que le eran referidos desde el Hospital de Niños J. M. de los Ríos. A temprana edad se dio cuenta que le gustaba mucho ese ambiente laboral y la tranquilidad que ofrece el Parque Social UCAB.

Se graduó de licenciada en Rehabilitación, mención Fisioterapia, en el Colegio Universitario Benjamín Toro en el año 2008. Al terminar el bachillerato quería estudiar psicología, pero gracias a la prueba de aptitud académica del Sistema Nacional de Ingreso Universitario, quedó en Rehabilitación y casualmente en el Hospital Pérez Carreño, que le quedaba cerquita porque es habitante de Antímano. "En ese momento no tenía ni idea de qué trataba la carrera, pero salí y estudié. Después fue que poco a poco me enamoré de esta profesión porque es una labor muy bonita". Al finalizar la carrera comenzó a buscar sitios cercanos para trabajar porque viajar en el Metro la estresaba mucho. "Siempre me salía trabajo en la Clínica Metropolitana y en Clínicas Caracas. Una compañera me dijo que aquí había rehabilitación, ambas trajimos nuestro curriculum. Sin embargo, en ese momento no había vacantes sino para suplencia. Desde ese mismo instante quedé como suplente, y al año y medio una de las compañeras se retiró y la vacante terminó siendo mía. Yo siempre decía... ahí voy a trabajar así sea como psicóloga o como fisioterapeuta", afirma quien desde pequeña quiso pertenecer al equipo de Santa Inés.

Actualmente el equipo lo constituye la doctora Helena Ramón y las fisioterapeutas Emily Cabezas y ella. "Emily es mi amiga, mi compañera". A rehabilitación acuden personas de distintos sectores, no solo de las comunidades vecinas al Parque. "Emily y yo podemos llegar a atender hasta treinta pacientes en una mañana. La mayoría son personas que vienen de zonas aledañas, Carapita, La Vega, Caricuao. Pero también tenemos casos que vienen desde Hoyo de la Puerta, Guarenas o Guatire".

Angélica y Emily hacen equipo y son amigas

Angélica siempre está constantemente actualizándose en su carrera, para ejercer con eficacia y buena disposición su trabajo. Por ese motivo, los fines de semana asiste a congresos, cursos y talleres que se dictan en el Hospital Militar. "El último que hice fue uno de farmacología para fisioterapeutas y otro de liberación miofacial para los masajes terapéuticos que le hacemos a los pacientes. Hay muchos que vienen con distintas contracturas musculares y ameritan ese tipo de técnicas. En la carrera nos lo dan muy por encima, por eso hay que asistir a este tipo de talleres para profundizar”, comenta.
Una de las necesidades vitales de todo ser humano es sentirse autónomo e independiente para mejorar uno mismo y es esta ética que la fisioterapeuta quiere mantener al máximo. Por lo tanto,  Angélica señala que el gremio de fisioterapia es un apoyo para la sociedad porque su función es mejorar la calidad de vida de las personas que solicitan el servicio. "Hay pacientes hemipléjicos que vienen por algún accidente cerebro vascular y el paciente queda con la mitad del cuerpo paralizada, entonces quedan con un patrón de marcha de sinergia extensora. La terapia ayuda a que el paciente por lo menos camine y sea independiente. Hay pacientes a los que tenemos que orientar para reinsertarlos en el área laboral. Por ejemplo, si una persona se desempeñaba como cajero y sufre algún accidente a nivel cervical hay que cambiarle el puesto de trabajo", explica. 

Mis pacientes, mis amigos

López asegura que en su trayectoria laboral ha conseguido muchos amigos, ya que la profesión exige un tipo de contacto con el paciente mucho más cercano que el del médico. Es una labor del día a día. El fisioterapeuta acompaña el progreso del paciente afectado, generando con ello una relación de intimidad que termina en amistad. Por ello Angélica, más que de pacientes habla de amigos."Cuando comencé a trabajar, una de mis primeras pacientes fue una hemipléjica, Gladys. Llegó en silla de ruedas, totalmente flácida, no levantaba tronco ni nada, ella estaba muy deprimida. Su hijo tuvo que abandonar todo para atenderla. Duró conmigo casi un año, y hasta el día de hoy  cuando viene a la consulta a veces se pone a llorar porque dice que camina gracias a mí. El día de mi cumpleaños me llama, yo le escribo el día de las madres porque se convirtió en una mamá, y porque dice que para ella soy como una hija. A pesar de tener una secuela en el pie, ya busca trabajo, camina y anda sola. Cuando antes le daba miedo estar sola en su casa y trasladarse de la cama al baño. Y así como ella, el cien por ciento de mis pacientes todavía me escribe. Con la doctora asisten a una consulta mensual, pero con nosotras viven el día a día". 

Para Angélica el contacto diario con los pacientes ha hecho que estos se conviertan en una segunda familia. "Tengo una niñita que ella dice que soy su hermana mayor. La atendía a los ocho años por un dedito que se golpeó jugando voleibol. Todavía esa niña me escribe, me llama. Hay pacientes que nos invitan a almorzar a sus casas, son nuestros amigos. Conozco personas diferentes todos los días, aprendo muchísimo de ellos”, afirma.
López asegura que lo que ha aprendido aquí en Santa Inés UCAB no lo podría aprender en otro trabajo. Manifiesta con firmeza que se ha vuelto más valiente y que ha cultivado el valor de la perseverancia, gracias a ellos. "A veces a uno le duele la cabeza y uno se lanza a morir, pero ellos que tienen un problema de verdad siguen adelante y afrontan la vida. Yo que soy de las chillonas, ellos me dan fortaleza. Hay pacientes que se han convertido en tan amigos míos que hasta me aconsejan y me ayudan. Este trabajo es el mejor de todos, primero porque me gusta lo que hago, y segundo por las vivencias que día a día recibo de ellos".


Entrevista y fotografías: Odette Little

No hay comentarios: