"Mejoramos la
calidad de vida de nuestros pacientes"
Uno de sus sueños es llevar las riendas de su propia unidad de rehabilitación
Angélica López es
fisioterapeuta del centro de salud Santa Inés desde el 2009. En su experiencia
ha conocido historias que le han enseñado a ser más perseverante y fuerte. Lo
más importante para un tratamiento exitoso es la voluntad del paciente y del
residente. En su tiempo libre le gusta descansar, disfrutar de sus sobrinos, compartir con su familia y con sus amigos.
De Caracas, proveniente de una familia
numerosa, Angélica López es la quinta de diez hermanos. Conoce al Centro de
Salud Santa Inés UCAB gracias a los exámenes de laboratorio que le eran
referidos desde el Hospital de Niños J. M. de los Ríos. A temprana edad se dio
cuenta que le gustaba mucho ese ambiente laboral y la tranquilidad que ofrece
el Parque Social UCAB.
Se graduó de licenciada en
Rehabilitación, mención Fisioterapia, en el Colegio Universitario Benjamín Toro
en el año 2008. Al terminar el bachillerato quería estudiar psicología, pero
gracias a la prueba de aptitud académica del Sistema Nacional de Ingreso
Universitario, quedó en Rehabilitación y casualmente en el Hospital Pérez
Carreño, que le quedaba cerquita porque es habitante de Antímano. "En ese
momento no tenía ni idea de qué trataba la carrera, pero salí y estudié.
Después fue que poco a poco me enamoré de esta profesión porque es una labor
muy bonita". Al finalizar la carrera comenzó a buscar sitios cercanos para
trabajar porque viajar en el Metro la estresaba mucho. "Siempre me salía
trabajo en la Clínica Metropolitana y en Clínicas Caracas. Una compañera me
dijo que aquí había rehabilitación, ambas trajimos nuestro curriculum. Sin
embargo, en ese momento no había vacantes sino para suplencia. Desde ese mismo
instante quedé como suplente, y al año y medio una de las compañeras se retiró
y la vacante terminó siendo mía. Yo siempre decía... ahí voy a trabajar así sea
como psicóloga o como fisioterapeuta", afirma quien desde pequeña quiso
pertenecer al equipo de Santa Inés.
Actualmente el equipo lo constituye la
doctora Helena Ramón y las fisioterapeutas Emily Cabezas y ella. "Emily es
mi amiga, mi compañera". A rehabilitación acuden personas de distintos
sectores, no solo de las comunidades vecinas al Parque. "Emily y yo
podemos llegar a atender hasta treinta pacientes en una mañana. La mayoría son
personas que vienen de zonas aledañas, Carapita, La Vega, Caricuao. Pero
también tenemos casos que vienen desde Hoyo de la Puerta, Guarenas o
Guatire".
Angélica y Emily hacen equipo y son amigas
Angélica siempre está constantemente
actualizándose en su carrera, para ejercer con eficacia y buena disposición su
trabajo. Por ese motivo, los fines de semana asiste a congresos, cursos y
talleres que se dictan en el Hospital Militar. "El último que hice fue uno
de farmacología para fisioterapeutas y otro de liberación miofacial para los
masajes terapéuticos que le hacemos a los pacientes. Hay muchos que vienen con
distintas contracturas musculares y ameritan ese tipo de técnicas. En la
carrera nos lo dan muy por encima, por eso hay que asistir a este tipo de
talleres para profundizar”, comenta.
Una de las necesidades vitales de todo
ser humano es sentirse autónomo e independiente para mejorar uno mismo y es
esta ética que la fisioterapeuta quiere mantener al máximo. Por lo tanto, Angélica señala que el gremio de fisioterapia
es un apoyo para la sociedad porque su función es mejorar la calidad de vida de
las personas que solicitan el servicio. "Hay pacientes hemipléjicos que
vienen por algún accidente cerebro vascular y el paciente queda con la mitad
del cuerpo paralizada, entonces quedan con un patrón de marcha de sinergia
extensora. La terapia ayuda a que el paciente por lo menos camine y sea independiente.
Hay pacientes a los que tenemos que orientar para reinsertarlos en el área
laboral. Por ejemplo, si una persona se desempeñaba como cajero y sufre algún
accidente a nivel cervical hay que cambiarle el puesto de trabajo",
explica.
Mis pacientes, mis
amigos
López asegura que en su trayectoria
laboral ha conseguido muchos amigos, ya que la profesión exige un tipo de
contacto con el paciente mucho más cercano que el del médico. Es una labor del
día a día. El fisioterapeuta acompaña el progreso del paciente afectado,
generando con ello una relación de intimidad que termina en amistad. Por ello
Angélica, más que de pacientes habla de amigos."Cuando comencé a trabajar,
una de mis primeras pacientes fue una hemipléjica, Gladys. Llegó en silla de
ruedas, totalmente flácida, no levantaba tronco ni nada, ella estaba muy
deprimida. Su hijo tuvo que abandonar todo para atenderla. Duró conmigo casi un
año, y hasta el día de hoy cuando viene
a la consulta a veces se pone a llorar porque dice que camina gracias a mí. El
día de mi cumpleaños me llama, yo le escribo el día de las madres porque se
convirtió en una mamá, y porque dice que para ella soy como una hija. A pesar
de tener una secuela en el pie, ya busca trabajo, camina y anda sola. Cuando
antes le daba miedo estar sola en su casa y trasladarse de la cama al baño. Y
así como ella, el cien por ciento de mis pacientes todavía me escribe. Con la
doctora asisten a una consulta mensual, pero con nosotras viven el día a
día".
Para Angélica el contacto diario con
los pacientes ha hecho que estos se conviertan en una segunda familia.
"Tengo una niñita que ella dice que soy su hermana mayor. La atendía a los
ocho años por un dedito que se golpeó jugando voleibol. Todavía esa niña me
escribe, me llama. Hay pacientes que nos invitan a almorzar a sus casas, son
nuestros amigos. Conozco personas diferentes todos los días, aprendo muchísimo
de ellos”, afirma.
López asegura que lo que ha aprendido
aquí en Santa Inés UCAB no lo podría aprender en otro trabajo. Manifiesta con
firmeza que se ha vuelto más valiente y que ha cultivado el valor de la
perseverancia, gracias a ellos. "A veces a uno le duele la cabeza y uno se
lanza a morir, pero ellos que tienen un problema de verdad siguen adelante y
afrontan la vida. Yo que soy de las chillonas, ellos me dan fortaleza. Hay
pacientes que se han convertido en tan amigos míos que hasta me aconsejan y me
ayudan. Este trabajo es el mejor de todos, primero porque me gusta lo que hago,
y segundo por las vivencias que día a día recibo de ellos".
Entrevista y fotografías: Odette Little
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