jueves, 16 de abril de 2015

“Santa Inés es el reflejo del país que yo quiero”



Hay gente en el mundo que sí sabe por qué y para quién hace las cosas. Hay gente en el mundo que tiene voluntad de servir a los demás con énfasis en hacerlo bien. Y así es Severia Mazza, técnico superior en Radiología, egresada de la UCV, quien labora en Santa Inés de 9 de la mañana a 6 de la tarde, y sin nervios, realiza tomografías, Rayos X, densitometrías, menos mamografías porque no le gusta hacerlas.

Es una mujer joven –en mayo cumplirá 30 años- de tez lavada, y pelo lacio negro, que a veces, recoge en un sencillo moño. Trabajó seis años continuos en el Centro, se retiró con la remodelación del servicio de Imagenología y al reabrirlo la llamaron y “Volví porque me encanta trabajar aquí, porque esto es lo máximo. El tomógrafo fue un avance tecnológico fuerte, de un corte pasamos a hacer 16. Es asombroso y ahora, el paciente pasa un tiempo mínimo en la sala de estudio o ‘gantry’ y se le puede hacer en su cuerpo un barrido completo en segundos”.


Dice preferir laborar  en horario corrido porque quiere estar pendiente del nuevo Servicio y “trabajo cómoda y sabroso”. Recuerda que cuando cumplió la mayoría de edad, recibió a la par el título y el cargo de técnico en Radiología en el Hospital Universitario. “Ahora solo estoy allá los sábados porque aunque duele decirlo, no hay insumos y la inseguridad es grave”. También ejerce su profesión en el Urológico San Román cada cinco noches pero “donde me siento más cómoda es aquí pues tengo trato con el paciente y con el personal. Por ejemplo, si me encontrara de frente con el jefe del servicio del Urológico no sabría quién es. Mientras que en Santa Inés venía diariamente Bernardo a saludar, ahora la vuelta la hace es Mariana Borges, Es bonito sentir que uno es tomado en cuenta y percibir que no pasan para fiscalizar, hay comunicación, y es lo que hace la diferencia entre trabajar en un hospital público, en uno privado y en una fundación. Tenemos insumos y el resultado del el trabajo es de mucha calidad, hay limpieza y orden”, afirma con un tono de voz suave pero seguro.

Las diferencias
 “Es la misma gente la que acude al hospital y al Centro, pero aquí se comporta diferente, baja la guardia porque se le atiende bien, con una sonrisa, y se le resuelve su problema. Existen contratiempos pero se solucionan. Aquí no se ve la parte comercial de la medicina sino la parte humana, pues lo primero es la atención al paciente, y por eso cuando pienso en Santa Inés lo primero que se me viene a la mente  es decir ‘contacto humano’. En este lugar siento reflejado el país que yo quiero y por eso te digo que mi aspiración para Santa Inés es que se mantenga igual, no lo quiero con seis pisos porque perdería su esencia”.

A Severia le inspira paz y tranquilidad su ambiente laboral y repite que le encanta interactuar con el paciente, dar las buenas tardes y recibirlas de la otra parte. Y es “que el paciente no viene a vacacionar y eso hay que tenerlo claro. Yo no puedo pagar mi malestar con nadie y menos con el usuario. Si hay alguien desagradable pues habrá seis personas gratas. Mi madre me enseñó a que tratara siempre de sentirme bien”.

Y hablando de su madre se conmueve, ella murió hace siete meses y la herida es muy profunda. “Mi mamá solo estudió hasta tercer grado, era del campo, nació en Altagracia en el estado Aragua. Nosotros somos seis hermanos más una prima que fue criada igual; todos obtuvimos un título universitario. Nos inculcó ser responsables, estudiosos y trabajadores. Los siete  le pedíamos la bendición”.

Y en su tiempo libre, lo que le gusta es descansar, disfrutar de su cuarto y ver televisión “Soy un poquito ermitaña”. Pero también le gusta compartir con sus seis hermanos cuando pueden reunirse pues algunos viven en el interior del país. Le place ir al campo igual que a su madre.
Recuerda la cara de alegría a Bernardo Guinand cuando se reabrió Imagenología. Volvía en la tardecita y me preguntaba ¿Cuántas tomografías hemos hecho hoy? y al yo responderle 58, su cara de felicidad era asombrosa”.

Aunque no es muy dada a las convivencias, viene a su memoria la que realizó el equipo con el padre Danny Socorro. “Me sentí a gusto y cómoda,  y también cumplí con las tareas grupales”.
Qué agradable es conocer a seres humanos que se sienten “cómodos”, como lo hace y dice, Severia Mazza.

Texto: María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana Gabriela Páez Linares

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