Trabajadora sin igual. Su historia de vida es ejemplo.
Su huella queda sembrada en el Centro de Salud Santa Inés
UCAB. Ama a los pueblos chileno y venezolano. Regresa al país sureño después de
más de veinte años de vivir, dar y recibir en nuestra tierra.
Cabellos blancos de sabiduría |
Su fisonomía es menuda pero con una fortaleza y una
humanidad de gigante. Recorre los pasillos silenciosamente y abierta a las
necesidades de los pacientes que concurren al Centro de Salud Santa Inés, UCAB
desde hace cinco años. También ha sido la buena oyente y consejera de muchos de
los que trabajan en el Parque Social UCAB.
Sonriente como un muchacho, y ese rostro transparente,
no sólo por su tez blanca y pecosa, nos recibe en su pequeñita oficina la
hermana Pari o María del Carmen Pariente Gombau, nacida en Madrid, de padre
madrileño y madre catalana, pero latinoamericana de corazón.
Sus padres provenían de regiones antagónicas e ideas
muy distintas: el que conoce España sabe que los madrileños y los catalanes no
se llevan muy bien, pero ella dice: “Para un enamorado no hay nada que ver”.
La I Guerra Mundial obliga a su familia a trasladarse
de Tarragona a la capital española, donde se radicó el núcleo de devoción
católica. Pari es la menor de siete hermanos, pero sólo le queda uno vivo que
fue abogado de la Telefónica española y tiene hijos, nietos y bisnietos.
En ella se conjugan esos milagros de Dios o de la
vida, porque donde ha estado lo que ha hecho es servir a los otros.
Cuando tenía siete años quedó huérfana. Su padre que
era simpatizante de los republicanos, pero católico, fue fusilado por los
rojos, y su madre que era monárquica, recorrió cárceles y hospitales buscándolo
y murió en uno de esos recorridos porque su salud menguaba. Fueron despojados
de su casa y cuando eso sucedió, la hermana mayor tenía doce años.
Pari se ordena en la congregación del Sagrado Corazón
y en 1959, la destacan a Chile que viene a ser “mi primer amor”. El chileno, a
su juicio es una gente acogedora, abierta y netamente democrática.
En 1978 tiene que salir de ese país por la férrea
dictadura pinochetista. Ella trabajaba en la ONG Pro Paz que después fue la
Vicaría de la Solidaridad, fundada por el cardenal Raúl Silva en unión de las
iglesias luterana, judía y metodista para ayudar a sacar a los perseguidos
políticos. Todo ese trabajo quedó consignado en “Los Archivos del Cardenal”
donde se muestran las atrocidades, persecuciones, muertes y desapariciones del
régimen.
“Esa iglesia chilena fue maravillosa. Se le enfrentó a
Pinochet durante 17 años. Como Pro Paz fue cerrada, el cardenal creo
Solidaridad y fue su mejor gol. Estábamos ubicados en plena Plaza de Armas en
el Arzobispado”.
La vida de Pari, por su misma historia personal, se
entrega a la defensa de los derechos humanos. Ella cree, en 1978, que su salida
de Chile es temporal, pero así no fue. Pasó un año en España y luego va al
Congo Belga donde mandaba Mobutu y allí estuvo dos años en una escuela de discapacitados
que fue una gran experiencia. “Había 60 personas y se les enseñaba un oficio.
Yo también ayudaba en la administración”. Pari había estudiado Contaduría en Chile.
Ahora su destino es Venezuela. Trabaja en la
Federación de familias de desaparecidos y detenidos de América Latina (Fedefam)
donde conoce a Ligia Bolívar. Allí estuvo 15 años y ocho como secretaria ejecutiva.
Viajó a congresos en Uruguay, Argentina, Colombia, Nicaragua, El Salvador,
Guatemala y otros.
Suerte para Santa Inés
Pari, encomendada por Secorve Salud viene en 2002
a Avessoc y se queda trabajando en el
Parque Social.
Cuando muere el P. Luis Azagra, en el año 2007, con
quien entrabó una gran amistad, Pari regresa a Chile por un año. A su regreso
en el 2009, Bernardo Guinand le pide que se ocupe de una oficina sin muebles
llamada “Ayuda al paciente”, y ella acepta el reto por estos años que es
historia conocida para muchos donde ayudó a cientos de seres anónimos.
Un rostro que sonríe de orgullo |
Para Pari el venezolano es un pueblo acogedor, “que
dentro de su alegría es fiable. Tiene bases y sabe sacrificarse en silencio y
esconde su sufrimiento con un chiste.
Eso es muy venezolano”.
Siente irse y deja muchos afectos pero en Chile la esperan
sus hermanas de la Orden y tantos otros amigos: “Me cuesta muchísimo”, dice.
Siempre lista para ayudar al prójimo |
Otros pensamientos
–– ¿Lo político marca la vida de los pueblos?
––Tiene una gran influencia. No vivimos una vida
angelical. La política es mucho más amplia que un partido. No puedes vivir como
si se estuviera en la estratosfera.
–– ¿El poder debería servir para…?
––El poder público es un servicio y si es usado para
el beneficio personal es una equivocación.
Texto: María Fernanda Mujica
Fotos: Ana Gabriela Páez
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