Wyssen es el
mejor maestro conocido de La Vega y del territorio nacional
El amigo Wyssen, entre afectos, el 6 de abril, en su acto de Honoris Causa en la UCAB
De padre suizo, Henri, y
madre de Tolosa (Guipúzcoa), Eugenia. Hablar sobre Jean Pierre Wyssenbach es
una osadía a la que yo me atrevo por ser su amigo desde hace muchos años.
He mencionado a sus padres,
a los que no tuve el gusto de conocer, porque fueron el modelo de una familia
cristiana como las que hacen mucha falta en estas sociedades de ahora. Tuvieron
seis hijos, de los cuales dos ingresaron en una orden religiosa: Jean Pierre y
su hermana Maite, de la Presentación de María. El ambiente familiar, cálido,
religioso y abierto al mundo le ayudó a convertirse en lo que es ahora y ha
sido siempre, un hombre inteligente, interesado por todo, buen religioso,
atento a los demás, de gran iniciativa y de gran capacidad de servicio. Y, por
supuesto, con una memoria extraordinaria, que es lo que más admiran los que lo
conocen.
Ya ordenado de sacerdote,
después de estudiar Sagrada Escritura en Roma y mientras vivía en la comunidad
de los jesuitas en Santa Mónica, decidió acercarse al mundo de los pobres y
pasó a vivir en la comunidad de jesuitas obreros de La Vega a partir del año
1980 y hasta el 2007. Fueron 27 años de correrías por todos los callejones y
veredas conociendo a las familias e invitando a los jóvenes a inscribirse en el
liceo de vacaciones cuando lo necesitaban, animándolos para que participaran en
las Olimpíadas, original creación de Jean Pierre, que sirve para estimular el
deseo de estudiar y formarse bien en los alumnos de las escuelas oficiales y
privadas.
Entre estudios y comunidades
Con Jean Pierre he
convivido en dos períodos: en los estudios de Teología durante cuatro años en
Alemania y posteriormente durante siete años en la comunidad de Los Cangilones
de La Vega. En los estudios de teología nos acercamos humildemente a ese gran
misterio amoroso que es Dios, que nos quiere a cada uno y nos anima a ser como
Jesús. Allá ayudábamos con una misa semanal y visitas a los barracones donde
vivían muchos trabajadores españoles que buscaban en Alemania mejores
condiciones de vida. Fueron nuestras primeras tareas como estudiantes de
Teología y luego como sacerdotes.
En La Vega tuvimos la
desagradable experiencia de que la Guardia Nacional nos llevara presos a los
cinco que vivíamos allí: Luis Ugalde, Wyssenbach, Wilfredo González, Raúl
González y yo. Nos acusaron, y eso era una excusa y no la verdadera razón, de
ser los promotores del caracazo en febrero de 1989… Esa experiencia nos unió
más y nos afianzó en la idea de que vivir entre los pobres y trabajar por ellos
molesta a los que no quieren que las cosas cambien, que las desigualdades sean
reducidas y, si es posible, eliminadas.
En la comunidad de La Vega
inició Jean Pierre el grupo Utopía, jóvenes de los últimos años de bachillerato
que ayudaban a los más pequeños durante las vacaciones. Allí tuvo Jean Pierre
la creatividad de montar las Olimpíadas en Matemáticas y Lengua, luego en
historia, hasta convertirlas en una iniciativa de gran ayuda para estimular el
aprendizaje de los adolescentes. Esta iniciativa la ha llevado al oriente del
país, a Monagas y Delta Amacuro, de manera que ahora las olimpíadas son una
realidad nacional.
Educador de vocación
Jean Pierre no es un
educador de título –licenciado o profesor–, sino un educador de vocación plena,
que ha desarrollado el ideal de lo que significa la vocación docente a lo largo
de toda su vida. Los maestros y profesores que tratan con él, antes en La Vega
y en la Universidad Católica, ahora en Maturín, lo dicen:
Wyssen
es el mejor maestro que hemos conocido
Él sabe encarnar el ideal
de lo que significa ser educador. La finalidad de una educación como la que
necesita el país es preparar a los niños y jóvenes para una vida digna y
socialmente productiva. Jean Pierre ha hecho realidad en su vida el ideal de la
educación jesuita.
Otra forma de expresar lo
que es la educación de la Compañía de Jesús la ha formulado el padre Kolvenbach
y ya se ha hecho conocida por todos: debemos formar alumnos conscientes,
competentes, compasivos y comprometidos. Creo que esta formulación expresa muy
bien el esfuerzo de Jean Pierre por una educación de calidad intelectual,
humana y espiritual. Veamos esas características:
Conscientes, es decir, conocedores del
mundo que vivimos, con los pies en la tierra, con una visión globalizada e
interrelacionada. En eso se ha esforzado Jean Pierre y los numerosos
colaboradores que ha ido consiguiendo todos estos años.
Competentes, capaces de utilizar bien
los múltiples talentos y habilidades que cada uno tiene. La educación formal e
informal debe enseñar a ser útil en alguno o algunos campos de la actividad
humana, sea gerencial, organizativa, informática, productiva de bienes y
servicios, todo ello dependiendo de las cualidades de la persona. Jean Pierre
ha sido siempre muy consciente de la baja calidad educativa en general, y ha
puesto toda su gran imaginación y creatividad en contagiar su entusiasmo. Lo ha
logrado con muchos jóvenes de La Vega que hoy reconocen sus esfuerzos y han
sido capaces de imitarlo.
Compasivos. Que sean conscientes de
la desigualdad social en oportunidades de crecimiento personal y buscan cómo
remediarla. Personas a las que les duele el dolor ajeno, que se hacen
solidarias de causas nobles, que participan en campañas a favor de una sociedad
mejor. En esto es muy claro Jean Pierre: el educador no debe crear dependencia;
debe estimular al máximo al alumno para que crea en sí mismo, descubra sus
capacidades y las ponga a valer.
Comprometidos. Son personas conscientes
del bien común y que trabajan por hacerlo efectivo. Personas que no rehúyen sus
obligaciones como ciudadanos, sino que participan en todas las iniciativas para
construir un mundo mejor. Uno de los grandes éxitos de Jean Pierre ha
consistido en saber enrolar a cientos de maestros y alumnos para que se
comprometan a trabajar por los demás por el gusto de hacerlo, por una
motivación humanista o religiosa. Y es que la motivación última de Jean Pierre
es religiosa, es el seguimiento de Jesús en las circunstancias concretas en que
le ha tocado vivir.
Jesucristo ha sido siempre
su amigo entrañable, que le ha sostenido en los momentos malos que ha vivido.
Jesucristo le ha servido de ejemplo en la dedicación y el amor incansable con
que Jean Pierre se ha dedicado a formar hombres y mujeres de fe, esperanza y amor,
que creen que un mundo mejor es posible y trabajan por lograrlo.
♦ F. Javier Duplá
http://elucabista.com/2016/04/05/wyssenbach-educador-y-jesuita-excepcional/
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