Manuel Llorens es delgado,
generalmente tiene el cabello cortico, lo que llaman el estilo “cepillo”, usa
lentes correctivos que muestran unos ojos grandes, claros y expresivos. Tiene varias pasiones, una es la
psicología comunitaria, la otra el fútbol y por supuesto, sus dos pequeños hijos,
tan inquietos como él.
Integra ese grupo de élite
de la psicología aplicada a la gente que no le es fácil tener acceso a la salud
mental, y también es del núcleo de especialistas que investiga qué pasa en las
comunidades en el ámbito psicosocial cuando tienen que sortear la vida en
condiciones extremas. Egresó en 1995 de la escuela de Psicología de la UCAB.
Siendo directora Silvana Campagnaro, Llorens trabajó en la escuela, entre 1998 y 1999, en
los lineamientos que debía tener la Unidad de Psicología Luis Azagra (UPLA) del
Parque Social UCAB, de la cual es uno de los fundadores desde el año 2000. Es
especializado en psicología Clínica en el Hospital Universitario de Caracas.
Coordina el equipo de
investigación de la UPLA e insiste en que es difícil encontrar espacios donde
investigar en el país, por eso defiende a la UPLA a como dé lugar. Su
preocupación por el tema investigativo es la de cualquier académico serio del
mundo. El retraso en materia científica, del poco desarrollo de tecnología de
investigación y de los escasos fondos para ahondar en la violencia y exclusión social-que son las
áreas que le competen- le preocupan sobre manera.
––Lo más significativo del
Parque Social UCAB es que es un lugar privilegiado para poder pensar en algunos
temas que el país reclama por resolver, que existe libertad de pensamiento y que
podemos trabajar enlazados con la academia, con otros profesionales y en la
comunidad. Nos interesa cómo podemos
mejorar con nuestras intervenciones el ambiente psicosocial. Si hacemos un
trabajo interesante, siempre queremos hacer más y seguir profundizando. Tenemos
las herramientas y hemos ganado espacios en las comunidades. La psicología
siempre ha sido vista como servicio exclusivo de la clase media y formal, y nos
olvidamos de la mayor parte de la población, esto no es más que la traducción
de los problemas de Venezuela. Este es nuestro
contexto y aquí trabajamos. Hace 15 años era extravagante ahondar en la psicoterapia
de la violencia y es ella la que impera por la situación nacional en política, economía
y social. Es interesante que se conozca que el Parque Social fue previsto para
pensar y aplicar la academia en los problemas del entorno, desde 1998, explica
Llorens.
Escribe poesía y, últimamente,
ensayos. Desea tener más tiempo para poder leer y escribir. Dice que lo más divertido
de la partida de su vida “Es compartir con mis chamos porque todos los días, ellos
hacen cosas nuevas” y su soporte es su núcleo familiar. Lo hemos visto
compartir mucho con su padre.
Comenta que la
investigación es una marca de desarrollo social entre los países en crecimiento
y/ o estancados. “Lo difícil es conseguir financiamiento y, lastimosamente, la
partida institucional no es suficiente para llevar a cabo investigaciones de
campo. Para poder sortear esta adversidad, fuera de la Universidad, hemos
establecido redes con diferentes investigaciones que se llevan a cabo en el
área psicológica. Nuestras líneas son la investigación sobre la violencia y la
exclusión social. Hemos desarrollado en el Parque, el área de Arte y Vida donde
se labora con adolescentes la conjunción del arte y la psicoterapia con la
ayuda de profesionales de otras áreas; el estudio de Catuche que ya va para su
tercer caso, y ahora vamos a trabajar en Petare”.
Potencial
Para Manuel, el Parque
Social UCAB es sinónimo de oportunidad porque tiene el potencial de ser una
plataforma privilegiada para desarrollar conocimientos y aplicaciones de
vanguardia en intervención psicológica en América Latina. Con una adecuada inversión,
debería ser un centro avanzado para atender diversas problemáticas sociales.
Llorens tiene su consulta psicoterapéutica
y asesora a organizaciones deportivas, porque también es experto en psicología
aplicada al deporte. Hace años asesoró el equipo de la Vinotinto.
Escribe poesía y, últimamente,
ensayos. Desea tener más tiempo para poder leer y escribir. Dice que lo más divertido
de la partida de su vida “Es compartir con mis chamos porque todos los días, ellos
hacen cosas nuevas” y su soporte es su núcleo familiar. Lo hemos visto
compartir mucho con su padre.
De anécdotas recuerda las
del padre Luis Azagra, el promotor de la UPLA, quien a pesar de no ser
psicólogo –era educador- lo culpaban de que éstos fueran sus preferidos. Manuel
repite la frase que solía decir el jesuita: “A mí me acusan de tener
preferencia por los psicólogos, pero yo no los prefiero, son mi
debilidad”. Dice Llorens, que son muchos
los cuentos geniales que supieron del “emblemático” Azagra después que
falleció.
Ojalá que el espíritu de
Azagra proteja la permanencia y mayor fortaleza de la Unidad de Psicología que
lleva su nombre.
Textos y
fotos: María Fernanda Mujica Ricardo
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