Gloria Acosta se define como una defensora “de la vieja
escuela”. Suele vérsele pasar rapidito por los pasillos del edificio de
Educación Comunitaria y en las charlas,talleres y demás eventos organizados por
las diferentes áreas del Parque Social.
Al llegar a la oficina de la defensoría El Nazareno,
Acosta atendía a una usuaria que acudía por un caso que se estaba llevando a
feliz término. “La doctora es una eminencia. Ella ofrece su apoyo. Orienta y
ayuda también con los problemas personales.”, dijo la usuaria.
Gloria Acosta es abogada egresada de la Universidad Santa
María y se ha formado como defensora en CECODAP y FIPAN, así como en la escuela
de Gerencia Comunitaria y talleres sobre la LOPNA en la UCAB. Tiene 4 años
trabajando en el Parque Social “Trabajamos con casos que vienen derivados de Clínica
Jurídica, otros servicios como la unidad de Psicología, casos remitidos de la
Defensoría del Pueblo, la Fiscalía y por referencia de otras instituciones”,
dice.
“Mi trabajo es una labor comunitaria”, señala Acosta
“Fortalecemos lazos familiares, paz social y armonía. Tratamos de impulsar una
cultura de paz, sobre todo, entre tanta violencia que hoy se ve. Nosotros
ponemos nuestro granito de arena desde acá. Es lo que veo bonito en la
actividad nuestra.”
Gloria se levanta varias veces a atender a quienes llegan
a su puerta. Recibe personas a quien saluda con calidez y cuyos casos recuerda.
“Tú tenías que venir ayer, ¿qué pasó?” le pregunta a una de las usuarias que
esperan en las sillas justo afuera de su oficina. Cuando le preguntamos qué es
lo que la inspira a venir día a día a trabajar responde: “Para mí, como
profesional, es un honor trabajar en el Parque Social, porque es un modelo de
excelencia y organización maravilloso. Yo me identifico mucho y me encanta eso.
De corazón me siento muy satisfecha de trabajar aquí y lo mejor que yo puedo
hacer es entregar eso que me ofrecen acá: Cariño, fraternidad.”
“También me inspira que todo es comunitario. Es muy
bonito el ambiente que se respira y así provoca trabajar. Cuando tienes todo a
la mano, cuando solicitas recursos para prestar un buen servicio, siempre
tienes la respuesta de forma inmediata”, señala Acosta.
― ¿Qué diferencia al
Parque Social de otros lugares?
Cuando le hacemos esta pregunta, Gloria suelta un muy
espontáneo “¡Guao!”, seguido de risas.
“La diferencia es abismal. Yo vengo de la administración
pública, también trabajé en el sector privado, pero esto es otra cosa. Aquí es
diferente, se toma en cuenta al ser humano, a la persona. También se trabaja
con mucha mística y motiva ver eso a tu alrededor.”
― El Parque Social
es…
“…Excelencia. De entre muchos otros calificativos
positivos, el Parque Social es excelencia.”.
―¿Cómo te gustaría
ver al Parque Social en el futuro?
“Que tuviera de todo, aunque yo ya lo veo muy completo.
Si pienso en los niños, le sumaría un parque. También, como algo muy personal
que no tiene que ver con mi trabajo, sino como vecina, instalaría un gimnasio.
Eso promueve la salud también. Si me dejas hablar, también le pondría otro
restaurante, otra opción para comer.
―¿Qué hace de sus
días algo diferente?
“Mi labor no es una rutina, porque la naturaleza del
trabajo es muy compleja, ofrece muchas cosas diferentes y no es monótono. Uno
se divierte con los niños en las entrevista y cada caso es diferente. Nosotros
atendemos a los niños aquí y tomamos en cuenta siempre su opinión, ya que es
obligatorio. Además, lo que se trabaja aquí es algo en lo que tienen interés.
Los sujetos de derecho son los niños mismos y deben estar aquí para decidir
cuáles son los días en los que quieren estar con su madre o con su padre. Ellos
hacen el trabajo más divertido, estar con los niños es lo más bello que hay.”
―¿Qué le gusta hacer
en su tiempo libre?
Voy al Parque Miranda, camino los domingos en Montalbán,
voy a El Junquito a recrearme. A veces tengo la oportunidad y el privilegio de
compartir con niños de acá de la defensoría que saco a pasear, por ejemplo, hay
niños que nunca han ido al cine y yo los llevo por primera vez. Es algo que me
permite llevar este trabajo de una forma muy ligera, agradable y satisfactoria.”
Respecto a su trato con los usuarios, Acosta afirma que
le gusta ir más allá. “No me limito a que el caso se acabó y ya. Yo trato de
estar pendiente de la gente, hacer seguimiento y ver cómo están las cosas, distinguir
qué carencias tienen los niños. Me involucro un poquito más”, narra.
Gloria siempre busca actualizar sus conocimientos a
través de talleres y conferencias sobre la LOPNA. También ha aprovechado para
asistir a las actividades organizadas por las diferentes áreas del Parque
Social UCAB. “Actualmente acude todos los martes al taller de Risoterapia”,
también cuenta que ha participado en el Club de la memoria y otras de lasactividades relacionadas a la salud, promovidas por el Área
de Estilos de Vida Saludables.
“Asisto mucho a los cursos porque uno, que trabaja aquí,
debe ser multiplicador de los conocimientos e invitar a los usuarios de las
comunidades a que acudan a estos cursos, para que puedan disfrutar y obtener
conocimientos necesarios sobre la salud y economía, por ejemplo. Nos
beneficiamos los que trabajamos aquí y las personas de afuera, los vecinos de
las comunidades.”
Gloria Acosta ingresó en el Parque Social diagnosticada
con un cuadro de artritis. “Estando aquí siento que me curé. Estuve en remisión
durante dos años y me mantengo. Al inicio asistí a un taller dictado por la
doctora Crespo, la reumatóloga del centro de salud Santa Inés. En esa
oportunidad se trataba de reumatismo, un tema que me interesaba, y ella
aconsejaba sobre cómo sobrellevar la enfermedad. También una psicóloga dictó
una charla sobre el mismo tema y yo relacioné muchas cosas. Pensé que eso
también estaba de parte de uno, porque la parte emocional influencia muchísimo
la salud mental y ayuda el estar relajado, no preocuparse mucho… El trabajo
también estresa demasiado. En mi labor trato de tener un espacio, una vía de
escape.”
Recorte de prensa. En imágenes aparece Gloria en su estadía en Barquisimeto |
Acosta vive en el casco colonial de Antímano; sin
embargo, es procedente de Calabozo, estado Guárico. Allí, en su pueblo natal,
comenzó a trabajar con la emisora radial de la diócesis de Calabozo. Más tarde,
se mudó a Barquisimeto con su familia para seguir trabajando en el medio radial
y luego viajó a Caracas y se desempeñó en la emisora de El Nacional y luego en FM Center. Su deseo de convertirse en
abogado pasó de ser un sueño a una realidad al titularse en la Universidad
Santa María, uniéndose con su vocación por los niños.
Texto e imágenes: Ana Gabriela Páez
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