Al visitar las oficinas de Avessoc en
el Parque Social UCAB, es indudable el hecho de que, al llegar, te encontrarás
con un rostro que sonríe al paciente y le brinda palabras de apoyo. Alexandra
es una joven de porte alto y serio. Su semblante reservado suele ser la
presentación de una personalidad amable y una vocación espiritual al trabajo
social.
Alexandra tiene ya cuatro años
trabajando en Avessoc¾de los cuales tuvo un semestre como beca trabajo
del programa de Cooperación Económica de la UCAB y luego pasó a ser secretaria
administrativa¾. Allí, su principal función es
ejecutar el proyecto de Fondo Solidario y apoyar en algunas funciones a la
administradora Amarú Pérez.
Orellana afirma que su labor es
totalmente de servicio. “Esto no tiene nada que ver con lo que yo estudio; sin
embargo, es un tema de sensibilidad. Este trabajo me ha hecho ser una persona
muy sensible a pesar de que tengo un carácter muy fuerte. Estudio contaduría y
estoy en un trabajo completamente social, pero me gusta mucho porque me ha
hecho crecer y me forma de manera integral. Profesionalmente voy a ser
contador, pero también hay una parte dentro de mí que se ha sensibilizado
estando en este puesto.”
Para Alexandra su trabajo en Avessoc
se convirtió en una prioridad. “He pensado en irme en varias oportunidades;
pero al evaluar el tema de calidad de vida, sumado a que me gusta lo que estoy
haciendo aquí, pienso ‘Para qué me voy a ir ahorita, ya luego salgo y pateo la
calle’”. Alexandra nos contó también sobre sus inicios en Avessoc. “Yo empecé
aquí como beca trabajo durante un semestre. Luego, y tras conversar con María Matilde (Zubillaga) sobre mi necesidad
de tener un ingreso, ella me facilitó todo para cambiarme del programa de becas
trabajo al de fundación Andrés bello funciones en Avessoc.
¾¿Qué diferencia al
Parque Social de otros lugares?
¾Este es mi segundo trabajo y lo que
diferencia al Parque Social es la calidad de las personas. No es tan solo el
sitio donde trabajas, sino que en el momento en el que toque venir y llorar,
tienes con quien llorar; cuando te toque echar broma y reír, tienes con quien
hacerlo. Es diferente, porque en otros lugares hay como un hielo entre quienes
son tus jefes y tus compañeros de trabajo, aquí no hay esa distinción, aquí
todos colaboran y son como tus amigos. Es bastante ameno y hace un buen
ambiente de trabajo.
¾El Parque Social es…
¾…La tranquilidad de muchas
comunidades. Porque si vienen en términos de salud, está Santa Inés; si la
comunidad necesita psicólogos está la UPLA; tienen a la Proyección y Relaciones
Comunitarias y muchos otros servicios.
¾¿Cómo te gustaría ver
al Parque Social en el futuro?
¾Me gustaría que tuviésemos un
resonador magnético, porque los pacientes no tienen espacios accesibles para
hacerse resonancias. Me gustaría también que el Parque Social brinde más
actividades para los abuelos, que tengan la oportunidad de venir y pasar la
tarde, que tengan donde distraerse y no solo vengan al Parque a una consulta en
el centro de salud o a hacer una diligencia en Clínica Jurídica, sino que se
les brinde también una opción de entretenimiento.
¾¿Qué hace de tus días
algo diferente?
¾Cada uno de los pacientes son
diferentes. La situación de cada uno es muy particular. También hace mis días
distintos el saber que no existe una regla para medir los problemas, pero que
son muy grandes para cada quien de forma individual. Me ha tocado sentarme aquí
a escuchar problemas personales y brindar palabras de consuelo a pesar de que
yo esté derrotada por otro lado. Se me ha muerto un familiar y yo vengo para
acá a estar con ellos porque soy la responsable de atenderlos.
María Matilde decía que yo siempre
tenía que regalarles una sonrisa, porque yo soy el Fondo Solidario de ellos,
que para esos pacientes era importante mi sonrisa, pasara lo que pasara. “Tú
eres a dónde ellos tienen que ir a tocar la puerta”, y yo soy la puerta de
Avessoc.
¾Una anécdota
¾Al principio era muy sensible y no
sabía cómo manejar todo. Había pacientes que se sentaban aquí, me contaban sus
historias y yo me ponía a llorar. Pero no delante de ellos, yo hacía todo lo
que tenía que hacer y cuando me levantaba a buscar la hoja en la impresora me
ponía a llorar. Las muchachas me veían y me decían “Cálmate, vas a salir le vas
a explicar todo lo que va a hacer y luego haces lo que quieras”. Un día vino un
paciente como de 45 años diciéndome que
tenía cáncer de cuello y era la segunda vez que lo iban a operar. Yo me
proyecté en él porque tenía la misma edad que mi papá en ese entonces y no
aguanté y me puse a llorar. El señor me decía “No, no te pongas así porque yo
tengo un hijo de 7 años y otro de 3 años y voy a salir adelante”, eso me marcó
muchísimo.
Alexandra es la menor de dos hijas. De
lunes a viernes no suele tener ratos libres, pues trabaja en Avessoc y al salir,
cruza a la UCAB donde estudia noveno semestre de Contaduría. "Suelo salir de
clases cerca de las diez de la noche”. Los fines de semana comparte con su
familia y su novio. “Siempre somos mi
familia y mi novio; la familia de mi novio, mi novio y yo. Él siempre está
ahí.”
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