jueves, 22 de enero de 2015

Alexandra Orellana: “Yo soy la puerta de Avessoc”

Al visitar las oficinas de Avessoc en el Parque Social UCAB, es indudable el hecho de que, al llegar, te encontrarás con un rostro que sonríe al paciente y le brinda palabras de apoyo. Alexandra es una joven de porte alto y serio. Su semblante reservado suele ser la presentación de una personalidad amable y una vocación espiritual al trabajo social.


Alexandra tiene ya cuatro años trabajando en Avessoc¾de los cuales tuvo un semestre como beca trabajo del programa de Cooperación Económica de la UCAB y luego pasó a ser secretaria administrativa¾. Allí, su principal función es ejecutar el proyecto de Fondo Solidario y apoyar en algunas funciones a la administradora Amarú Pérez.

Orellana afirma que su labor es totalmente de servicio. “Esto no tiene nada que ver con lo que yo estudio; sin embargo, es un tema de sensibilidad. Este trabajo me ha hecho ser una persona muy sensible a pesar de que tengo un carácter muy fuerte. Estudio contaduría y estoy en un trabajo completamente social, pero me gusta mucho porque me ha hecho crecer y me forma de manera integral. Profesionalmente voy a ser contador, pero también hay una parte dentro de mí que se ha sensibilizado estando en este puesto.”

Para Alexandra su trabajo en Avessoc se convirtió en una prioridad. “He pensado en irme en varias oportunidades; pero al evaluar el tema de calidad de vida, sumado a que me gusta lo que estoy haciendo aquí, pienso ‘Para qué me voy a ir ahorita, ya luego salgo y pateo la calle’”. Alexandra nos contó también sobre sus inicios en Avessoc. “Yo empecé aquí como beca trabajo durante un semestre. Luego, y tras conversar con  María Matilde (Zubillaga) sobre mi necesidad de tener un ingreso, ella me facilitó todo para cambiarme del programa de becas trabajo al de fundación Andrés bello funciones en Avessoc.

¾¿Qué diferencia al Parque Social de otros lugares?
¾Este es mi segundo trabajo y lo que diferencia al Parque Social es la calidad de las personas. No es tan solo el sitio donde trabajas, sino que en el momento en el que toque venir y llorar, tienes con quien llorar; cuando te toque echar broma y reír, tienes con quien hacerlo. Es diferente, porque en otros lugares hay como un hielo entre quienes son tus jefes y tus compañeros de trabajo, aquí no hay esa distinción, aquí todos colaboran y son como tus amigos. Es bastante ameno y hace un buen ambiente de trabajo.

¾El Parque Social es…
¾…La tranquilidad de muchas comunidades. Porque si vienen en términos de salud, está Santa Inés; si la comunidad necesita psicólogos está la UPLA; tienen a la Proyección y Relaciones Comunitarias y muchos otros servicios.

¾¿Cómo te gustaría ver al Parque Social en el futuro?
¾Me gustaría que tuviésemos un resonador magnético, porque los pacientes no tienen espacios accesibles para hacerse resonancias. Me gustaría también que el Parque Social brinde más actividades para los abuelos, que tengan la oportunidad de venir y pasar la tarde, que tengan donde distraerse y no solo vengan al Parque a una consulta en el centro de salud o a hacer una diligencia en Clínica Jurídica, sino que se les brinde también una opción de entretenimiento.

¾¿Qué hace de tus días algo diferente?
¾Cada uno de los pacientes son diferentes. La situación de cada uno es muy particular. También hace mis días distintos el saber que no existe una regla para medir los problemas, pero que son muy grandes para cada quien de forma individual. Me ha tocado sentarme aquí a escuchar problemas personales y brindar palabras de consuelo a pesar de que yo esté derrotada por otro lado. Se me ha muerto un familiar y yo vengo para acá a estar con ellos porque soy la responsable de atenderlos.

María Matilde decía que yo siempre tenía que regalarles una sonrisa, porque yo soy el Fondo Solidario de ellos, que para esos pacientes era importante mi sonrisa, pasara lo que pasara. “Tú eres a dónde ellos tienen que ir a tocar la puerta”, y yo soy la puerta de Avessoc.

¾Una anécdota
¾Al principio era muy sensible y no sabía cómo manejar todo. Había pacientes que se sentaban aquí, me contaban sus historias y yo me ponía a llorar. Pero no delante de ellos, yo hacía todo lo que tenía que hacer y cuando me levantaba a buscar la hoja en la impresora me ponía a llorar. Las muchachas me veían y me decían “Cálmate, vas a salir le vas a explicar todo lo que va a hacer y luego haces lo que quieras”. Un día vino un paciente como de 45 años  diciéndome que tenía cáncer de cuello y era la segunda vez que lo iban a operar. Yo me proyecté en él porque tenía la misma edad que mi papá en ese entonces y no aguanté y me puse a llorar. El señor me decía “No, no te pongas así porque yo tengo un hijo de 7 años y otro de 3 años y voy a salir adelante”, eso me marcó muchísimo.


Alexandra es la menor de dos hijas. De lunes a viernes no suele tener ratos libres, pues trabaja en Avessoc y al salir, cruza a la UCAB donde estudia noveno semestre de Contaduría. "Suelo salir de clases cerca de las diez de la noche”. Los fines de semana comparte con su familia y  su novio. “Siempre somos mi familia y mi novio; la familia de mi novio, mi novio y yo. Él siempre está ahí.”




Entrevista y gráficas: Ana Gabriela Páez Linares

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