A María Evelia Ochoa la
encontramos revisando las medicinas para verificar sus fechas de caducidad en una oficina pequeña en
el 3er piso, que es la sede de la Coordinación de Enfermería del Centro de
Salud Santa Inés UCAB. Ellas son 21, sumando a las tres higienistas dentales. Las
damas de blanco están arriba y abajo atendiendo a los pacientes de Santa Inés.
Es una profesión de servicio y así lo entienden ellas.
Ochoa tiene diez años
trabajando en Santa Inés. Llegó dándole respuesta a un aviso de prensa que
solicitaba una persona para esta plaza. Venía de haber trabajado diez años en
el Centro Médico Docente La Trinidad como coordinadora. En 1993 recibió la
licenciatura en la Universidad de
Carabobo. Nació en Miranda, estado Carabobo, ciudad que visita con frecuencia con
su única hija de 14 años, para compartir
con su larga y unida familia.
Las cualidades de la profesión
“Sin vocación y dedicación
no hay Enfermería. Me siento orgullosa de ser egresada de la Carabobo, tuve
buenas profesoras que me formaron en todas las especialidades de la profesión:
instrumentista, intensivista, cardiovascular, pediatría y emergencias. Y allí
uno decide a qué rama dedicarse, pero sin humanidad no hay nada. Eso es lo que
hace la diferencia”. Y continúa hablando
la coordinadora de blanco, uniforme que contrasta con su cabello negro, su tez
morena y que ilumina su sonrisa impecable: “Preguntarle a un paciente ‘cómo
está’, cómo se siente’, mirarlo a los ojos, es primordial pues si no cultivamos
la calidad humana podemos terminar como un robot vestido de blanco”.
En la coordinación se
planifican las actividades de cada uno de los servicios médicos: “En cada
consultorio debe haber lo necesario en medicamentos, instrumentos, papelería y
todo tipo de insumos. Comunico a Betzabeth Requena en Administración los
materiales que se necesitan y con la hermana Guadalupe en el depósito. Hoy la
situación es preocupante por la escasez que existe en el mercado de los
productos médicos, y muchas veces, tenemos que recurrir a proveedores pequeños
para conseguir solución fisiológica, por ejemplo. ‘La cosa no está fácil’”, enfatiza
con sus ojos expresivos.
––Tengo relación con la
comunidad que acude a Santa Inés. Yo no estoy siempre en la oficina, al
contrario, camino por las diferentes unidades y pasillos y observo a la gente
para ver su condición de salud. También me toca suplir a alguna compañera que
falta en algún servicio. Últimamente más por las enfermedades como el dengue y
el chikungunya que les obliga a guardar reposo.
A Ochoa le gusta todo lo
que hace una enfermera. Expresa que el equipo de Santa Inés es único porque no está sectorizado entre médicos por
un lado, enfermeras por otro y técnicos en otra barra. “Aquí somos un solo
equipo que nos ha tocado vivir situaciones difíciles y también con feliz final para el paciente”.
Recuerda que cuando el
doctor Carlos Eduardo Paradisi la entrevistó para el cargo, le preguntó cuánto
tiempo pensaba quedarse, y ahora “Estoy amarrada a este lugar porque a medida
que recíprocamente nos encariñamos con el trabajo, continuamos”. Dice que está
unida por la labor social que se practica en el Centro, donde al paciente se le
trata como un ser humano, mientras que en otros lugares se le ve como un
cliente para ganar dinero. “Nuestra misión no se debe nunca perder. Cada día estoy
más amarrada y más feliz cuando veo que un enfermo sale contento y nos imparte
bendiciones; esas son ganancias para el alma, y por eso al día siguiente me
pongo orgullosa mi uniforme”.
–– ¿Entonces, qué es para ti Santa Inés y cómo lo quieres ver
en el futuro?
––Es el segundo hogar de
mi hija María Gabriela y mío. Ella viene desde los cuatro años. Y diría que
para la comunidad es un bastón donde apoyarse. Desde el que puede costear su
consulta y exámenes hasta el que recurre a la ayuda de Amigo Solidario de Santa
Inés y del Fondo Solidario de Avessoc.
Deseo que el Centro crezca
y que pueda ofrecer más estudios de diagnóstico que complementen a ciertas
especialidades de la que se sirva la comunidad. Hoy la situación es muy difícil
y cuesta pagar estudios de diagnóstico indispensables. También quisiera que se copiara el modelo en
Ciudad Guayana desde donde nos llegan pacientes. Por ejemplo, hay una religiosa
que viene anualmente a realizarse sus exámenes. Trabaja en la frontera con
Brasil y uno de sus pasos para llegar a Caracas, es navegar en chalana.
La coordinadora de
enfermeras también es usuaria del Parque Social. Acude con su hija
adolescente a la Unidad de Psicología y
a las dos las ha beneficiado.
Pero no es solo trabajar
en salud. Le gusta leer novelas de terror, románticas y cuentos infantiles;
escuchar música; ver televisión e ir al cine. Pero lo que más disfruta es ir a
su tierra en Carabobo a compartir con sus hermanos y sobrinos. Juntos organizan
la Navidad y todos las temporadas libres. En familia cocinan, echan chistes y
se apoyan en los momentos que toca.
Una anécdota nos deja:
“Hace 21 días llegó una señora a buscar un resultado de un examen y se
descompensó. Por la urgencia, le pedimos a la doctora Luz Antolini que la
atendiera. La paciente no tenía dinero para realizarse
los estudios indicados y fue beneficiada por los fondos der Amigo Solidario. Al
despedirse nos bendijo con lágrimas en los ojos. Estaba muy agradecida de
recibir tanto sin que nadie le pidiera algo a cambio”.
Entrevista:
María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos: Ana
Gabriela Páez Linares
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