Zuleima Coromoto Andrade tiene 15 años trabajando en el Centro de Salud
Santa Inés UCAB. Tiene una personalidad dulce y amable, disfruta de conversar
con los pacientes y no le gusta ser fotografiada, como dio a entender antes de nuestra conversación. Se le puede encontrar en el área de imagenología, donde labora
como transcriptora de informes médicos y en el área de recepción durante las
primeras horas de la mañana.
“Yo he pasado por todos lados: caja, recepción del primer piso,
recepción de tomografía, y ahora en transcripción”. Zuleima describe su labor
como un aprendizaje continuo. “He aprendido en todos los sentidos, porque a veces
creemos que los problemas de uno son más grandes que los de los demás. Somos
inconformes en ese aspecto, porque creemos que solo nosotros tenemos
dificultades y no vemos que todo el mundo las tiene”, dijo.
Zuleima Andrade disfruta de la atención al público. “Me inspira el
ayudar a la persona que lo necesita, porque a veces no es tanta la necesidad física,
sino la de alguien que escuche. Por eso me gusta hablar con la gente. De verdad
me gusta mi trabajo porque te hace crecer y desarrollarte como ser humano.”
-¿Qué
diferencia al Parque Social de otros lugares?
“El trato que aquí nos han enseñado a darle a la persona, el respeto por
el paciente. Eso hace la diferencia con otros lugares.”
El Parque Social es… “algo bonito, que cuando entras ves la diferencia y te
sientes en otro sitio. Primero, por el ambiente, hay muchas cosas verdes.
Cuando llegué aquí no había ni una mata. La gente te dice que es un lugar
lindo, limpio y verde.
Con respecto a cómo le gustaría ver al Parque Social y al centro de
salud Santa Inés, Zuleima espera verlo más grande, “pero que siga como, hasta
ahora, nosotros tratamos de mantenerlo; en la limpieza, el trato y el servicio
al paciente. Que a largo plazo podamos tener más servicios para ayudar a las
personas que no tienen los medios. Por ejemplo, ahorita está el Amigo
Solidario, bueno me gustaría que crezca muchísimo más y que se mantengan las
ideas de que con poco se puede hacer mucho y que querer es poder.”
-¿Qué hace
de tus días algo diferente?
-Mi trabajo, porque uno sabe que de eso depende la
salud de las personas y por eso intento que salga lo más rápido posible y de la
mejor manera, porque me gusta hacer mi trabajo bien, mantener todo al día. Y lo
más importante es que la persona se vaya contenta, porque estamos aquí para el
paciente, para que se sientan bien a pesar de su enfermedad.
Zuleima en sus ratos libres
“Me gusta estar con mi nieta Yandrea, compartir con ella. Tiene cinco
años y es una niña viejita que se instala conmigo a hablar. También me gusta
compartir con mis hijos, pero ya ellos crecieron y cada uno tiene sus propios
asuntos.”
Zuleima vive en Antímano, “yo nací en la casa en la que vivo ahorita”,
dice. Tiene tres hermanos, dos varones y una hembra. Tiene dos hijos, uno de 18
y otro de 32-el padre de su nieta-. “Yo trato de que mis hijos salgan adelante, aún
viviendo ahí (Antímano). Quiero que ellos echen para adelante y que sean lo que
yo no fui, porque hay gente que como no ha pasado trabajo ve la vida de otra
manera. Uno que vive con más dificultades ve cosas que sorprenden a los que tienen
otro tipo de vida. Hemos perdido la capacidad de asombro.”
Anécdotas de servicio
“Aquí a veces viene gente que como tiene que esperar una o dos horas se
molesta y se va. Te lo digo porque me tocó vivirlo el domingo. Tuve que llevar
de emergencia a mi hijo a la clínica. Llegamos a las 11 a.m. con mi hijo que
tenía un problema respiratorio ¿sabes a
qué hora lo atendieron? A las 7 de la noche. Y lo atendieron porque lo metí a
la sala de emergencia y lo senté en una silla. Adentro estaban como si afuera
no pasara nada y cuando me acerqué a la enfermera, ella ni me miraba. Es eso,
entonces la diferencia es eso. El respeto por la persona que nos han enseñado
aquí es querer hacer la diferencia con otros lugares.”
texto: Ana Páez
Foto: Archivo CSSI
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