Se concibió un plan adoctrinador que se ejecutó con apresuramiento, dando como resultado unos textos de calidad desigual, “manchados” con propaganda gubernamental y una visión política de nuestra historia que la mitad del país rechaza.
En el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE) se diseñó un plan para adoctrinar en el socialismo a niños y jóvenes cursantes de primaria y secundaria, en el cual entre los principales recursos para la ideologización se contaría con los libros de texto de la Colección Bicentenario.
El plan bien pensado y mal ejecutado ha dado resultados contradictorios y contraproducentes para el gobierno. Así se desprende de la investigación Libros para perpetuar la pobreza, realizada por la periodista Marta Aguirre, con el auspicio del Foro CERPE, grupo de análisis educativo y social, integrado por investigadores y académicos con altas responsabilidades en el país.
La investigación fue presentada ayer por la licenciada Aguirre, quien estuvo acompañada por Tulio Ramírez, presidente de la Asamblea de Educación; José Francisco Juárez, director de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello; Leonardo Carvajal, director del doctorado en Educación de la misma UCAB y Ana Guinand, subdirectora de CERPE; todos miembros del grupo Foro CERPE.
Entre las conclusiones de la investigadora se plantea: “Los textos ni siquiera pueden cumplir su intención adoctrinadora, porque o no se aplican en las aulas, o los docentes no saben usarlos, o a los niños les producen frustración. Cuando vimos los textos de la Colección Bicentenario arrumados dentro de una mochila, encerrados en un escaparate, empaquetados sin entregar en un salón de clase, solo pensamos en los millardos de recursos del Estado desperdiciados.”
Este año escolar se repartirá la cuarta reedición de la Colección Bicentenario, unos 30 millones más de libros de distribución gratuita en las escuelas y liceos oficiales nacionales, estadales, municipales y parroquiales, además de las instituciones educativas subvencionadas por el Estado.
Supuestamente se han hecho algunas correcciones, pero la última reedición se hizo en forma tan apresurada como la primera, distribuida en el año 2011. Por lo mismo, se perpetuán las críticas que en su momento formuló el sector académico y el contenido ideologizador que causó alarma social en los últimos tres años.
Fue precisamente esa alarma la que motivo el interés por realizar la investigación que hoy presenta el Foro CERPE. Básicamente, se quiso conocer cuál era la realidad en las aulas de clase, cómo se utilizaban esos libros de textos, cómo aplicaban esos contenidos los docentes y qué efectos tenían en los estudiantes. La intención última fue encontrar hasta dónde llegaba el peligro adoctrinador de los textos.
La investigación periodística abarcó dos meses de recolección de datos, buscando como declarantes principales a los integrantes de la tríada formulada por el gobierno: escuela-familia-comunidad. Pero la investigación también cubrió el análisis de la Colección, la conversación con algunos de los autores, y la documentación que permitió desentrañar que sí hubo un plan adoctrinador. Ante la inexistencia de un currículo oficial en el país, la autora encontró publicadas en Cuba –y lo demuestra - las Líneas estratégicas en el marco del proceso curricular venezolano, las cuales habrían orientado la estructura de la Colección Bicentenario.
El principal escollo del trabajo, lo explica así Marta Aguirre: “Miedo de los autores a salirse del discurso oficial e incluso temor a decir públicamente lo que opinan de los libros escritos por colegas de otras materias. Miedo de los padres que tienen inscritos a sus hijos en escuelas oficiales por temor a represalias, pues además alegan que “quienes se dejan entrevistar son los que tienen a sus hijos en colegios privados”. Miedo de los docentes no simpatizantes con el gobierno a identificarse frente a sus colegas o directivos que sí siguen directrices partidistas.”
Se demuestra en la investigación que son unos libros “manchados”. Esto quiere decir, según explica la autora, que el contenido de los textos en una primera lectura resulta aceptable, y se recogen las opiniones favorables sobre los mismos “pero en estos, a último momento, se agregaron emplastes de propaganda gubernamental, así como una absurda intromisión de actividades con los consejos comunales que solo logran manchar los libros y producir el rechazo en docentes, padres y estudiantes; aparte de la tergiversación histórica, ampliamente analizada por el profesor Tulio Ramírez.”
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