lunes, 26 de mayo de 2014

La UPLA es un lugar donde se crea y se reinventa

Todos sus compañeros de la Unidad de Psicología la llaman Malle, y es que la mezcla de María del Valle con Westinner son cosas de un país que es producto de muchas mezclas y culturas que han dado lo mejor de la venezolanidad.

Malle es psicólogo clínico de la UCAB y cursó la  maestría en Psicología Clínica Comunitaria en el mismo campus.

Es otra de las profesionales “A número 1” que trabaja en el Parque Social UCAB bajo las premisas de calidad, ética y compromiso. Labora en la UPLA desee el año 2006 como psicóloga clínico donde atiende a pacientes, y también como coordinadora del área de proyectos y relaciones interinstitucionales de la Unidad, la que tiene objetivo entablar comunicación con las otras instituciones del Parque, de la UCAB y las externas. La coordinación organiza talleres de asesoramiento en escuelas aledañas y en otras instituciones,  en temas como la violencia escolar o en cualquier problemática que soliciten empresas, instituciones educativas y otras. El equipo lo integran las psicólogas Laura Stoop, Smirna Romero y Natalia Mudarra.

María del Valle describe su labor de esta manera: “En proyectos recibimos las inquietudes del solicitante, escuchamos  y ofrecemos  una salida después de tener el diagnóstico donde damos las recomendaciones.
Para el área clínica a los que vienen por primera vez, se hace después de conocer los casos una reunión en equipo para brindar el espacio de ayuda individual y grupal adecuado.

–– ¿Trabajas directamente con  las comunidades vecinas?
––A través de los proyectos, especialmente en La Vega, Antímano, El Junquito, El Paraíso y Montalbán. Atiendo más pacientes de Carapita, La Vega, Antímano, El Paraíso y Montalbán, en ese orden. He tenido pacientes que he visto alrededor de tres años.

--¿Qué te inspira trabajar aquí?
--Muchas cosas. Primero que la UPLA es un lugar muy grato para trabajar, me siento muy querida y respetada por el equipo. Aquí siempre tienes la posibilidad de crear, reinventarte; no hay límite, salvo el económico y  mientras lo comenta, Malle sonríe.

La posibilidad de ayudar a un grupo de personas que está en vulnerabilidad; el hecho de contribuir a que  gente de más necesidad y en situaciones de mayor riesgo pueda resolver sus problemas de salud mental; todo esto sumado, obviamente, es satisfactorio y me hace sentir bien.

Pero la dificultad se presenta en agotarse emocionalmente más al trabajar en contextos de riesgo; el problema trasciende a la angustia económica ante lo cual uno se siente  impotente, pero nos ayuda enormemente que la Unidad es un lugar protector porque el ambiente es sano, agradable y flexible.

–– ¿Qué diferencia al Parque Social de otros lugares?
––Comparando con conocidos que trabajan en otras instituciones, el contraste se palpa en la calidad con la que trabajamos y también que aquí brindamos servicios en varias aristas: en lo legal, lo médico, estilos de vida saludable, pedagógicos y otros; todo ese espectro ayuda a las personas que vienen para acá para ser atendidos integralmente. También influye que la gente con la que me codeo, hay respeto y preocupación por ofrecer un servicio de calidad.

––Describe al Parque en una frase.
––Calidad humana y esperanza.

–– ¿Cómo te gustaría ver al Parque Social en un futuro?
––Tenemos la posibilidad de pensarnos, pero la realidad es que hay proyectos que no prosperan por las trabas económicas, cuesta sostenerlos; la idea es que fuésemos autosuficientes: pensar en crecer en la inserción en las comunidades o de formar líderes comunitarios como gente del área de educación para formar redes.

–– ¿Qué hace de tus días algo diferente?
––Siempre hay espacios para compartir en lo humano y personal, esos momentos refrescan y evitan que el trabajo se haga denso. Los compañeros se preocupan por los otros y preguntan: “¿Qué te preocupa, qué te pasa?”.

–– ¿Qué te gusta hacer en tus ratos de esparcimiento?
––Me gusta hacer ejercicios: troto y practico yoga. Me encanta cocinar (y le brillan los ojos que tiene muy grandes), buscar y crear recetas,  también ir al teatro.
Malle tiene dos niños: una de 12 y un varón de 8.

––Cuéntanos alguna anécdota que te haya sucedido en la UPLA.
––Fue una situación difícil que se presentó. John Souto y yo hemos visto a niños con problemas de conducta y su actitud trascendió el espacio de los consultorios. Una vez, nos vivieron a reclamar de otra dependencia del Parque porque los niños estaban portándose muy mal. Entonces, tuvimos que acompañarlos a la salida, llevarlos hasta la parada y montarlos en la buseta. El despido no resultó el normal desde la puerta de la consulta, ameritó un poco más.



Texto María Fernanda Mujica Ricardo
Fotos Ana Gabriela Páez Linares

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